Renault le dio la primera oportunidad y ahora vuelve a la escudería para optar al Mundial

Alonso, de los karts a la gloria

Fernando Alonso celebra con el equipo Renault su segundo  título mundial, en Interlagos.
El asturiano Fernando Alonso, dos veces campeón del mundo y que en 2007 luchó por el título hasta la última carrera, disfruta ahora de lo hecho a lo largo de muchos años, desde que en su Asturias natal probó por primera vez un kart. Renault le dio la primera oportunidad en la Fórmula Uno y vuelve a contar con él.
Fernando Alonso, que el lunes anunciaba su fichaje por dos temporadas por el equipo Renault, regresa a la escudería en la que en 2005 y 2006 se encumbró en el campeonato del mundo de Fórmula Uno con la consecución de sus dos títulos mundiales y con el que tratará de alcanzar el tercero.

Alonso, nacido hace 26 años (29 de julio de 1981) en Oviedo, se convirtió en un niño prodigio poco después de que su padre, José Luis, le subiera al kart que él mismo había construido para su hermana mayor, Lorena, y que ésta prefirió no usar.

Después de ganar las primeras carreras infantiles, su Asturias natal empezó a quedársele pequeña y Fernando siguió ganando en competiciones disputadas fuera de su región, en Castilla-León, el País Vasco y Galicia.

Fueron años difíciles para que una familia de clase media pudiera sufragar los costes de un deporte tan caro como el del motor. Pero como el niño tenía un talento extraordinario y un enorme carácter competitivo, a los 12 comenzó a pilotar fuera de Espa ña, gracias a que sus triunfos daban entrada a pequeños patrocinios que mantenían viva la ilusión del joven asturiano que deslumbraba en el kárting, primero en el plano europeo y luego en el mundial.

Durante los primeros años contó con la ayuda de Ginés Marco, pero toda su carrera ha sido supervisada desde el principio por su padre, el hombre que supo educar un hijo a la vez que fabricaba un campeón.

A los 16 años Alonso se proclamó campeón mundial de karts, en Genk (Bélgica). De la mano de Adrián Campos comenzó a brillar en la Nissan y también lo hizo en la Fórmula 3.000, categoría en la que sus excepcionales condiciones de pilotaje y su victoria en Spa (Bélgica) le dieron el espaldarazo definitivo para dar el salto a la Fórmula Uno.

Era el comienzo de una carrera meteórica, en la que Renault tendría un papel muy importante, y de la ’alonsomanía’.


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