El Lyon supera al Girondins y se clasifica para las semifinales por primera vez

El Bayern venga final de 1999 y se clasifica ante el Manchester United con otro golazo de Robben

Los jugadores del Bayern celebran su pase.
El Bayern de Munich se clasificó para la semifinales de la Liga de Campeones, gracias al valor doble de los goles en campo contrario, tras perder por 3-2 en Old Trafford, donde el Manchester United llegó a tener un 3-0, pero sucumbió a la expulsión del brasileño Rafael Da Silva y a un precioso tanto del ex madridista Arjen Robben. El conjunto bávaro vengó de la manera más dolorosa posible para los 'diablos rojos' la derrota de la final del año 1999, en el Camp Nou, porque el conjunto de Alex Ferguson se sintió clasificado antes de tiempo y el de Van Gaal volvió a contar, como en octavos ante el Fiorentina, con el acierto de Robben.
Ha tenido que pasar más de una década para que los bávaros acaben con el fantasma de aquella final que perdieron en el tiempo de descuento y que dejó una profunda herida en los alemanes, que tanto en el partido de ida en Munich, como hoy en Manchester, supieron nadar a contracorriente y reponerse a los goles del United.

La vuelta de estos cuartos de final fue casi un calco cronológico de lo ocurrido en la ida, ya que los ingleses se adelantaron a los pocos segundos del inicio del partido, demostrando una superioridad casi insultante, para terminar capitulando frente al rodillo alemán.

No sirvió siquiera el conejo que se sacó de la chistera el entrenador del Manchester, Alex Ferguson, que reiteró en los últimos días que Wayne Rooney no estaba en condiciones de jugar, tras lesionarse en Munich, para terminar sacando al delantero en el once inicial.

Ya fuera por el 'efecto Rooney' o por la presión del United desde el arranque del partido, los jugadores del Bayern parecieron estar todavía en el vestuario cuando Gibson adelantó al Manchester en el minuto 2 y cuando Nani volvió a encontrar puerta en el 6.

El primer gol llegó de la mano de Rooney, que al primer toque puso un balón a Darron Gibson al borde del área, desde donde disparó sorprendiendo en el primer palo a un Joerg Butt que estaba tapado.

Era lo que necesitaba el United para ponerse por delante en la eliminatoria cuando la gente aún estaba sentándose en Old Trafford y la diferencia la amplió el portugués Nani cuatro minutos después con un gol de espuela para enmarcar a pase del ecuatoriano Antonio Valencia.

De nuevo, la jugada arrancó de las botas de Rooney, que pese a pasarse buena parte de la primera parte cojeando demostró que con su sola presencia y un par de toques de gran calidad marca la diferencia en la delantera del United, aunque se quedara sin marcar.

A partir de ese momento, el partido se volvió loco y estuvo a la altura de la leyenda que acompaña a los enfrentamientos entre ingleses y alemanes, con constantes idas y venidas.

Rafael falló lo imposible en el minuto 33 y el Bayern tuvo la oportunidad de igualar las cosas en el minuto 38, pero un mal control del croata Ivica Olic cuando se quedaba solo delante del holandés Edwin Van der Sar le llevó a desperdiciar la mejor ocasión de los bávaros.

En la siguiente jugada llegó el tercero de los locales, gracias a un despiste colectivo de la defensa alemana que permitió al ecuatoriano Valencia servir desde la derecha un balón que cruzó todo el área para que Nani rematara a placer ante Butt.

Old Trafford fue una fiesta, pero fiel al mito, el Bayern pasó de estar muerto y casi enterrado a reponerse sólo dos minutos después.

Esta vez, el croata Olic no perdonó un mal despeje de Michael Carrick y cruzó la pelota ante la salida de Van der Sar, que a renglón seguido sacó una mano salvadora para sacar un zurdazo envenenado de Robben que iba ajustado al palo tras una gran jugada personal.

La segunda parte empezó con un Manchester mucho más conservador, afectado sin duda por el brusco cambio al final de la primera parte, en la que durante unos minutos se vieron prácticamente clasificados con un 3-0 a favor, para pararse a pensar en el descanso en que un segundo gol alemán les apartaba de su cuarta semifinal consecutiva.

La ansiedad la personificó el joven Rafael que agarró por detrás al francés Frank Ribery a 30 metros de la portería de Van der Sar y se ganó la segunda tarjeta amarilla, circunstancia a la que Alex Ferguson respondió sustituyendo a un renqueante Rooney por el irlandés John O'Shea, que reaparecía tras estar en el dique seco desde noviembre.

Un defensa por su único delantero. El United renunció al ataque y se pasó los siguientes 20 minutos de partido en su campo, repeliendo las constantes llegadas al área del Bayern, con la esperanza de pillar alguna contra, como el mano a mano frente a Butt que falló un exhausto Nani en el 63.

Hubo momentos de la segunda parte que se parecían más a un partido de balonmano que a uno de fútbol, con el medio del campo del equipo de Van Gaal basculando de lado a lado en la búsqueda de un hueco en las dos líneas defensivas que construyeron los locales.

El gol pudo llegar en un tiro de Ribery, en un cabezazo de Mario Gómez, pero también en un disparo de Gibson del lado del Manchester, en un partido intenso, de los que hacen grande la Liga de Campeones.

La belleza futbolística de la noche se acrecentó con el gol del ex madridista Robben, el hombre más peligroso del Bayern, que enganchó una difícil volea dentro del área, a la salida de un córner, que se coló junto al palo derecho de Van der Sar.

Cosas de Van Gaal, en la siguiente jugada el extremo holandés fue sustituido por el turco Hamit Altintop y el Bayern perdió mordiente de inmediato.

Ferguson echó el resto y sacó para los últimos 10 minutos al delantero búlgaro Dimitar Berbatov y al galés Ryan Giggs, pero fue inútil. El Manchester, y el fútbol inglés, por primera vez en las últimas siete temporadas, no estarán en las semifinales de la máxima competición europea, que contarán con presencia española, italiana, francesa y alemana. Al Bayern le espera el Olympique de Lyon, último obstáculo antes de la final de Madrid y de la que podría ser su quinta Champions.

Francia

En la otra eliminatoria de la jornada, el Lyon aguantó la presión del Girondins de Burdeos y, aunque perdió el partido (1-0), hizo buena la renta que había logrado en la ida para clasificarse para semifinales de la Liga de Campeones, su mejor actuación en la máxima competición europea en la que no falta en las diez últimas ediciones.

Los lioneses se apoyaron en su mejor arma, la gran disposición táctica y el gran esfuerzo que les permite colmar las carencias técnicas de un equipo que nadie esperaba a estas alturas de la competición.

Con ellas dejó en la estacada en octavos al Real Madrid y en cuartos al Burdeos y será su mejor argumento para buscar un puesto en la final del Santiago Bernabéu.

El Lyon alcanza el penúltimo escalón en la temporada más inesperada, tras haber perdido la hegemonía francesa, haber tenido un inicio irregular y cuando las críticas parecían llevarse por delante el modelo de un equipo que, hasta ahora, tenía su techo en los cuartos de final que había alcanzado en tres ocasiones (2003/04, 2004/05 y 2005/06).

Para hacerlo tuvo que aguantar el tirón de un Girondins de Burdeos que atacó con más garra que orden y que puso la guinda negativa a su semana negra.

En diez días, los de Laurent Blanc han perdido la final de la Copa de la Liga, el liderato del campeonato doméstico y su billete en Europa, donde se despiden tras haber perdido un solo partido, la ida contra el Lyon.

Aquel 3-1, con dos goles del argentino Lisandro López, fue suficiente para los lioneses.

Con el atacante argentino sancionado, el poder ofensivo lionés pareció de fogueo, pero el equipo tiró del libro táctico de Claude Puel para controlar el centro del campo y secar al Girondins.

Los bordoleses inquietaron poco la portería de Hugo Lloris. El brasileño Wendel a balón parado fue su principal argumento en ataque, sobre todo cuando Blanc decidió retrasar a Gourcuff para recuperar el control del centro del campo.

Solo al final del primer tiempo parecieron crear peligro. Un hipermotivado Aliou Diarra, que dejó el Lyon por la puerta de atrás, hizo vibrar el larguero lionés de un potente disparo desde más de 30 metros.

Fue el preludio al gol de Chamakh, logrado en el umbral del descanso, tras una buena combinación por la banda izquierda entre Jussié y Trémoulinas, que acabó centrando para que anotara el delantero marroquí.

El tanto hizo soñar a los girondinos que sabían que necesitaban otro gol para clasificarse. A diferencia del primer tiempo, en la segunda mitad tuvieron más el balón, controlaron el partido. Pero como en la primera parte carecieron de mordiente, apenas inquietaron el área de Lloris más allá de los envenenados balones que colgaba Wendel.

El brasileño obligó a lucirse al meta internacional galo de un soberbio cabezazo, el último aviso de un equipo que cedió el estandarte europeo de Francia al Lyon, que parece querer recuperar la hegemonía del fútbol de su país.

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