El jamaicano gana los 100 metros con récord olímpico (9.63) y firma la segunda marca de la historia en la carrera más rápida

Bolt, el ciborg que vuela

Bolt, nuevo récord olímpico, cruza la línea de meta por delante de sus rivales. Sólo Powell, lesionado, hizo mala marca.
En lo que tarden en leer este párrafo, Usain Bolt batió el récord olímpico. En lo que han visto estas líneas, el jamaicano consiguió anoche que el crono se parase en tiempos de ciborgs, porque nadie más que él ha bajado de 9.70. Y este velocista está hecho de grafeno: resistente, elástico y ligero.
A los pocos instantes de batir el récord olímpico (estaba en 9.69 y lo rebajó en seis centésimas, a 9.63), la marca de Usain Bolt ya se podía consultar como la segunda más rápida de la historia del hectómetro en el palmarés que la IAAF presenta en su página oficial. Y aun así, ese tiempo parece una eternidad cuando se hace referencia a la carrera más rápida de la historia, con siete de los ocho participantes por debajo de los diez segundos y cuatro de ellos en 9.80 (Tyson Gay, cuarto) o menos. Bolt arrancó casi como siempre, con una regular reacción al pistoletazo de salida (0,165 milésimas, la misma que en Pekín 2008), aunque mejor que la exhibida en las series clasificatorias (0.178 para un tiempo de 10.09 y 0.180 para 9.87) y con una velocidad incontestable cuando su zancada rompió a los rivales a partir de la mitad de la prueba.
Es tal la expectación por su galopar que los rivales son apenas sombras chinescas para el espectador: admiradas, sí, pero de rol secundario; existen para saber el momento que las rebasa. Dio igual que fuera el quinto en salir de los tacos, o que su compatriota Blake (9.75) igualase su mejor marca personal, también la mejor del año, y que Justin Gatlin (USA) fuese bronce con 9.79, también mejor que la plata de Pekín (Richard Thompson, 9.89). Bolt es de grafeno. Uf...

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