El conjunto celeste completa un discreto partido ante un pésimo Córdoba pero gana con un gol del delantero de Silleda

El Celta se reencuentra con la victoria (1-0)

Joselu muestra su alegría y euforia después de marcar el gol en el minuto 40 que dio el triunfo al Celta.
El Celta volvió ayer a la senda del triunfo tras cinco partidos sin ganar y 544 minutos sin hacer un gol. Los célticos, pese a realizar un discreto partido, doblegaron en Balaídos al Córdoba con un gol de Joselu. Sin embargo, siguen a tres puntos del descenso ya que sus rivales de la tabla también ganaron.
El Celta se reencontró ayer con el gol y la victoria después de cinco jornadas nefastas en las que los pupilos de Eusebio Sacristán habían sido incapaces de perforar la portería rival. No fue un partido brillante el de los vigueses, ni mucho menos, aunque fueron superiores en todo momento a un Córdoba nefasto desde el primero hasta el último minuto. La victoria alivia a los celestes, aunque su situación en la tabla continúa siendo preocupante —están a tres puntos de los puestos de descenso— por los triunfos de rivales directos como Girona (ante la Real Sociedad), Murcia o Real Unión. Cinco partidos sin marcar y, por tanto, sin ganar eran un lastre importante para un Celta que trató de quitarse de encima ese peso cuanto antes. Al menos, en lo que se refiere a su sequía goleadora. Los celestes salieron con mucho ímpetu al terreno de juego de Balaídos y el primer cuarto de hora de partido fue pródigo en ocasiones de gol, casi todas ellas de un hiperactivo Pedro Botelho. A los siete minutos, Raúl Navas sacó una gran mano ante una vaselina del brasileño que olía a gol. A los once, Joselu no supo rematar una gran acción de Jonathan Vila y el propio Botelho que el sudamericano se encargó de culminar con un buen disparo en segunda instancia. Y a los trece minutos, otra vez el lateral (ayer extremo) zurdo enganchó un buen lanzamiento desde la frontal que se fue pegado al poste. Para rematar el acoso y derribo vigués, Roberto Trashorras remató alto por poco un pase desde banda derecha de Papadopoulos. El Celta había generado más oportunidades en un cuarto de hora que en sus tres últimos partidos, pero el guión no deparaba un final sorprendente, al menos de inicio. No hubo gol. El Córdoba apenas conseguía pisar la parcela celeste, pero el goleador Pepe Díaz metió el miedo en el cuerpo a la grada en su primera aproximación al área. Su disparo se fue muy desviado, pero sirvió para enfriar el ánimo de los vigueses, que se contagiaron del poco ánimo cordobés. El encuentro entró entonces en una fase mucho más aburrida. La velocidad dio paso a la contemporización. La verticalidad mudó en juego horizontal. Las ocasiones pasaron a brillar por su ausencia y la afición, a bostezar. No obstante, el balón seguía siendo coto privado del Celta, al que una vez más le tocaba lidiar con un rival tan escaso de recursos como de voluntad. Poca suerte han tenido los pupilos de Eusebio con este tipo de adversarios en las últimas temporadas, pero esta vez la fortuna (o el fútbol) quiso premiar al que más propuso. Cuando el paso por vestuarios se avecinaba sin nada que reseñar, una acción aislada permitió al conjunto olívico adelantarse en el electrónico. Papadopoulos recogió el balón en la frontal del área (pasó más tiempo ahí que en la banda) y abrió hacia la derecha, por donde llegaba Vasco Fernandes; el portugués centró raso al primer palo y Joselu metió la bota habilidosamente para superar a su marcador y al portero del Córdoba, Raúl Navas.

A pesar de la ventaja adquirida poco antes del descanso, el Celta no mejoró su imagen tras el paso por vestuarios. Trashorras apenas intervenía en el juego y, cuando el balón no pasa por sus botas, Celta y fútbol no suelen coincidir en la misma frase. Además, las revoluciones de Pedro Botelho habían bajado considerablemente y Papadopoulos lo intentaba, pero no era el día del griego. Hasta aquí, el lado negativo. Y es que la inoperancia del Córdoba era una razón muy a tener en cuenta para confiar en que los vigueses se reencontrasen con la victoria la misma tarde en que lo habían hecho con el gol. No había ocasiones del bando local, pero tampoco del visitante, más allá de sendas apariciones de Pepe Díaz en el área que generaron más inquietud que peligro real.

Debut de Cellerino

Pasaban los minutos y tanto Lucas Alcaraz como Eusebio Sacristán decidieron mover sus banquillos. En el conjunto celeste, saltó al campo Gastón Cellerino, fichado en el mercado de invierno y que de esta forma debutaba en partido oficial con la zamarra celeste. También tendrían su oportunidad Iago Aspas y Dani Abalo, que saltaron al campo por Trashorras y Papadopoulos, respectivamente. Pero la dinámica del partido no cambió. Ritmo pausado, nulas ocasiones, combinaciones más que previsibles, Falcón y Raúl Navas como simples espectadores de un encuentro que se desarrollaba en la parcela ancha. Bueno, por un lado, para un Celta que iba ganando y por lo tanto veía cada vez más cerca la victoria. Malo, por otro, para un conjunto celeste que no era capaz de sentenciar la contienda ante un rival minúsculo, pero que en cualquier momento podía sacar fruto de una jugada aislada, como tantas veces ha sucedido en Balaídos en tiempos recientes. Pero no pasó ni una cosa ni otra y el Celta sumó tres puntos más en su tortuoso camino hacia la permanencia. Eso sí, ahora toca visitar a un contrincante que, a priori, pondrá a los vigueses en más dificultades. Espera el Hérculos, espera el líder de Segunda.

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