Cristiano Ronaldo, crecido tras marcar el gol que supuso el título de Copa para el Madrid, centro de todas las miradas

La Décima, el gran reto

Cristiano Ronaldo celebra su gol ante el Barcelona en la final de Copa de la pasada semana. (Foto: VÍCTOR LERENA)
El certero cabezazo, suave, colocado, al sitio justo de un marco donde no había hueco para el gol, diluyó la presión creciente, la angustia que en los grandes momentos condicionaba el talento de Cristiano Ronaldo, cuestionado en las grandes citas, que ahora se ha puesto, entre ceja y ceja, la conquista de la 'Décima' con el Real Madrid.
El tanto ganador en la prórroga de la final de la Copa del Rey del pasado miércoles ante el Barcelona redimió al astro portugués, sobre el que empezaba a pesar en exceso el talante gris que ofrecía en los momentos grandes. El fichaje más caro de la historia del Real Madrid encontraba, por fin, su primer argumento. Su primera justificación. Cuatro días antes, no obstante, el luso había entreabierto el final del maleficio en el clásico liguero. Solía dársele mal los duelos contra el Barcelona. Maniatado por la presión se tomaba cada partido ante el conjunto azulgrana como una cuenta personal. En exceso. Una carga emocional añadida que corría en su cuenta. Salía malparado en lo individual y con su equipo.

Ese partido en el Santiago Bernabeu enterró definitivamente las opciones ligueras del bloque de José Mourinho. Pero lejos de revitalizar el talante de su tradicional adversario, empezó a reanimar el espíritu blanco. La conquista copera empezó ahí. También la resurrección de Cristiano Ronaldo.

Nunca el luso había logrado marcar ante el Barcelona. Ni con el Manchester United ni con el Real Madrid, Ronaldo, goleador donde los haya, había sido capaz de perforar la portería barcelonista. El penalti en el tramo final del choque liguero giró la dinámica.

La final de la Copa del Rey derribó los fantasmas que acuciaban al luso. Mestalla disipó las dudas. Y deshizo las lanzas preparadas que hasta el minuto 102 apuntaban al portugués, otra vez sospechoso de mostrar un tono oscuro en las grandes citas. Sin embargo, el portugués marcó y su gol supuso el título. De villano a héroe. La gloria fue para él y no para Messi, el hombre que hasta ahora le tenía ofuscado.


LOS SUPERVIVIENTES

En cuanto al Barcelona, los capitanes Carlos Puyol y Xavi Hernández son los únicos supervivientes que participaron en la última eliminatoria europea entre Real Madrid y Barcelona, también en semifinales en el 2002, en la que no jugaron pese a estar en las plantillas Iker Casillas, Víctor Valdés y Andrés Iniesta. Ningún miembro de las actuales plantillas de Real Madrid y Barcelona participó en el partido de ida de la última vez que los dos grandes del fútbol español cruzaron sus caminos en Liga de Campeones. Sí lo hicieron los barcelonistas Carlos Puyol y Xavi Hernández en el encuentro de vuelta, que en aquella eliminatoria se disputó en el Santiago Bernabéu (1-1), tras el triunfo del Real Madrid en la ida en el Camp Nou (0-2). De la plantilla del Real Madrid tan solo queda el capitán Iker Casillas, que vivió en el banquillo como suplente la eliminatoria de semifinales y acabó siendo héroe de esa Liga de Campeones, al realizar unas paradas salvadoras en la final, tras sustituir al lesionado César Sánchez, ante el Bayer Leverkusen en la conquista de la 'Octava'.

En el Barcelona, además de Puyol y Xavi, formaban parte de la plantilla de la temporada 2001-02 Víctor Valdés y Andrés Iniesta, que habían comenzado la campaña en el equipo filial y acabaron jugando con el primer equipo.

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