El serbio, que lo ha ganado todo en lo que va de temporada, derrota a Nadal en la final del Masters 1.000 de Madrid

Djokovic destrona al rey

La sonrisa de Djokovic contrasta con la cara de Nadal.? (Foto: juanjo martín)
El serbio Novak Djokovic exhibió su condición de mejor jugador del momento al vencer al rey de la tierra batida, el español Rafael Nadal, defensor del título, por 7-5 y 6-4 en la final del Mutua Madrid Open, enviándole un serio aviso al actual número uno del mundo.
En la décima edición de este Masters 1.000, Djokovic rompió la racha de 37 victorias seguidas del español sobre tierra y logró la primera victoria sobre él en esta superficie al décimo encuentro, en dos horas y 17 minutos.

Nadal no perdía un partido en tierra desde hace casi dos años, cuando fue derrotado por el sueco Soderling en los octavos de final de Roland Garros, y le había ganado antes a Djokovic nueve veces en tierra. En la altitud de Madrid, con todo el público apoyando al español, el de Belgrado tuvo la serenidad y el arrojo para sentenciar una victoria que puede significar un antes y un después en el circuito.

El primer punto de la final fue para Nadal, cuando una bola tropezó en la cinta y cayó del lado de Djokovic. El último del primer set, más importante, fue todo lo contrario, y Rafa lo sintió en sus carnes. En esos 69 minutos que duró este primer parcial, Nadal sufrió más que nunca la inusitada seguridad que 'Nole' ejerció para situarse con un insultante 4-0 ante el rey de la tierra batida.

Fueron momentos de sufrimiento del español, que falto de servicio tenía que bregar desde el fondo, luchando contra su rival y su falta de tino con la derecha. Djokovic llevaba el mando con su juego plano y un revés cruzado espectacular con el que abría la pista.

Nadal necesitó 25 minutos para ganar el primer juego del partido, y 38 para colocar su primer saque directo. Sacó la garra y pudo igualar 5-5. Pero en el duodécimo cedió.

Después de una hora y nueve minutos, Nadal provocó la alegría de los 13.000 espectadores con un golpe para enmarcar, al devolver por debajo de las piernas una bola y hacer un globo perfecto que el propio Djokovic aplaudió. Significó la rotura y un buen comienzo para Nadal, una inyección de moral, aunque escasa, porque de nuevo su irregularidad al servicio le pasó factura, cediendo el suyo.

Djokovic seguía con su ritmo perfecto, sin inmutarse por el apoyo incondicional del público hacia Nadal y trabajando el punto desde atrás, más certero. Cuando tuvo la ocasión a mano, en el décimo juego, apretó al resto a lo campeón. Nadal salvó el primer punto de partido, pero no el segundo.

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