Nadal se mete en segunda ronda junto a Moyá y Robredo

El español Rafael Nadal tuvo un debut muy sufrido en el US Open, cuarto y último 'grande' de la temporada, en donde espera recortar puntos a Roger Federer en su lucha por ser número uno del mundo, después de derrotar (7-5, 3-6, 6-4 y 6-1) al australiano Alun Jones, quien resistió cuatro mangas ante un tenista balear que todavía tiene mucho margen de mejora.
Es pronto para pronosticar el techo del número dos del mundo en la edición 2007 del US Open, donde su mejor resultado fueron los cuartos de final del año pasado. En el partido ante Jones, que comenzó con un 'break' a las primeras de cambio en las dos primeras mangas, Nadal se movió muy lejos de la línea de fondo, demasiado para este tipo de superficies, pero que ante el número 123 del mundo le fue suficiente.

También hay que tener en cuenta que es el partido de presentación, en un terreno comanche para el balear y tras abandonar por lesión en Cincinnati. Son argumentos suficientes para que el español, ya más asentado en las calurosas pistas de Nueva York, se desquite de todas estas dudas en su partido de segunda ronda, que será ante el serbio Janko Tipsarevic o el estadounidense Ryan Sweeting.

El encuentro se movió en una dinámica enrarecida, con puntos muy cortos, con la sombra de Jones merodeando por la red; abortando cualquier intento de pelotear y alargar los puntos. Ni un 'came on' -vamos, en castellano-, ni rastro de Nadal, en definitiva. Su ranking, su experiencia, le permitió solventar la empresa en el primer set, levantando un 4-1 en contra, que se invirtió en un 7-5.

La intermitencia del español se prolongó durante la segunda manga, una verdadera tortura para él, aunque breve: ni 40 minutos, para caer por un claro 6-3. En ese tiempo, el jugador australiano, desatado, tiró de repertorio de golpes planos para hundir paulatinamente al manacorí.

Nadal, con sus molestias galopantes, recibió en dos ocasiones las atenciones del fisioterapeuta de la ATP; la primera de ellas fue cuando tenía la contienda muy cuesta arriba (4-3 en contra y saque de su rival en el tercer set), en la segunda oportunidad Nadal acababa de exclamar un '¡venga!' porque había cerrado el parcial (6-4). Mirada a su 'box' -con su tío y entrenador, Toni Nadal-, pequeña mueca. Ni se lo creía, había levantado lo imposible.

Fue el punto de inflexión de un choque que entonces entró en su recta final. El cuarto set, el más reconfortable para el balear, se terminó en 29 minutos y después de noquear definitivamente a su adversario con un 'break' de entrada. Hasta ahí llegó el pegajoso jugador oceánico y la agonía de Nadal, que ahora tendrá 48 horas hasta su próximo compromiso para descansar y reflexionar.

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