La penalización sobre la deuda soberana de Portugal siguió subiendo esta mañana y ronda ya valores históricos al situarse por encima del 7,1 por ciento, lo que también perjudicó al selectivo lisboeta, el PSI-20.
De esta manera, los intereses sobre la deuda pública lusa a diez años, indicador habitual de la confianza de los mercados en la situación financiera del país, continuaron con la tendencia al alza registrada ayer y regresaron a los máximos alcanzados en noviembre.
La barrera psicológica del 7 por ciento fue establecida por el propio ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, el pasado mes de octubre, cuando reconoció que unos intereses tan altos son insostenibles y que en caso de alcanzarlos existe el riesgo de que Portugal tenga que solicitar ayuda financiera externa, tal y como ya hicieron Grecia e Irlanda.
Esta subida de los intereses refleja el recelo de los inversores sobre la economía portuguesa, pese a que ayer mismo el Gobierno de Jose Sócrates aseguró que cerró 2010 con el objetivo cumplido de rebajar el déficit público en dos puntos, hasta el 7,3 por ciento.
El temor a un hipotético rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llevó al Ejecutivo luso a aprobar el año pasado fuertes medidas de ajuste, entre ellas el aumento de impuestos, rebajas salariales a los funcionarios y recortes a la inversión, dirigidas todas ellas a disminuir el déficit estatal.
La entrada en vigor de estos ajustes con el comienzo del nuevo año, sin embargo, no ha disipado las dudas de los mercados, y en la primera emisión de deuda pública del 2011 Portugal colocó 500 millones de euros en bonos a seis meses a un interés del 3,69 por ciento, seis veces más que en enero de 2010.
Los analistas consideran que la subasta de 1.250 millones de euros en obligaciones del Tesoro luso a diez años, prevista para el miércoles de la semana que viene, será el mejor indicador sobre el nivel de confianza de los inversores.
El aumento de los intereses sobre la deuda soberana del país también afectó el comportamiento bursátil del selectivo lisboeta, el PSI-20, que a las 11.00 horas GMT caía cerca de un 1 por ciento, lastrada por las pérdidas del sector financiero y energético.
La barrera psicológica del 7 por ciento fue establecida por el propio ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, el pasado mes de octubre, cuando reconoció que unos intereses tan altos son insostenibles y que en caso de alcanzarlos existe el riesgo de que Portugal tenga que solicitar ayuda financiera externa, tal y como ya hicieron Grecia e Irlanda.
Esta subida de los intereses refleja el recelo de los inversores sobre la economía portuguesa, pese a que ayer mismo el Gobierno de Jose Sócrates aseguró que cerró 2010 con el objetivo cumplido de rebajar el déficit público en dos puntos, hasta el 7,3 por ciento.
El temor a un hipotético rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llevó al Ejecutivo luso a aprobar el año pasado fuertes medidas de ajuste, entre ellas el aumento de impuestos, rebajas salariales a los funcionarios y recortes a la inversión, dirigidas todas ellas a disminuir el déficit estatal.
La entrada en vigor de estos ajustes con el comienzo del nuevo año, sin embargo, no ha disipado las dudas de los mercados, y en la primera emisión de deuda pública del 2011 Portugal colocó 500 millones de euros en bonos a seis meses a un interés del 3,69 por ciento, seis veces más que en enero de 2010.
Los analistas consideran que la subasta de 1.250 millones de euros en obligaciones del Tesoro luso a diez años, prevista para el miércoles de la semana que viene, será el mejor indicador sobre el nivel de confianza de los inversores.
El aumento de los intereses sobre la deuda soberana del país también afectó el comportamiento bursátil del selectivo lisboeta, el PSI-20, que a las 11.00 horas GMT caía cerca de un 1 por ciento, lastrada por las pérdidas del sector financiero y energético.
