¿Por qué Galicia se ausenta de los debates?

Un grupo de viajeros hace cola para facturar en el aeropuerto de Vigo.
photo_camera Un grupo de viajeros hace cola para facturar en el aeropuerto de Vigo.
Lo que pasa con las industrias que contaminaron a mansalva y ahora se van de rositas o lo que sucede con los puertos y aeropuertos revela que la estrategia de Galicia o bien no existe o bien no funciona.

Saber ver el mundo desde donde uno está es hoy una cuestión estratégica importante, ya que la globalización es todo un mosaico de oportunidades y de reveses, que en el primer caso conviene aprovechar y en el segundo, eludir a tiempo. No es necesario tener un gran país para saber ver el mundo y triunfar en él. Hay pequeños y medianos países que aprovechan muy bien los nichos y oportunidades de la globalización, una de las claves de que el número de estados se haya incrementado tanto, hasta rondar los 200 en todo el planeta. Del mismo modo que es posible un fenómeno como el de Inditex, cuya clave no está en ser de Galicia, sino en saber ver el mundo desde Galicia, que es algo muy distinto. Lo que pase en el mercado interno de Galicia es para Inditex algo marginal.

¿Por qué Galicia no es como Inditex? O algo más fácil: ¿por qué Galicia se ausenta de los grandes debates del mundo de hoy? Algunos dirán que una estrategia de país corresponde al Estado, no a una comunidad autónoma. Pero la realidad española demuestra lo contrario. Cataluña, Euskadi, incluso la Comunidad Valenciana, Madrid, Canarias y Baleares tienen sus propias estrategias ante la globalización. Tienen también marca-país. Galicia, en el mejor de los casos, tiene una marca turística.

La política tiene mucho que ver con todo esto y la política en una democracia la hacen, fundamentalmente, los partidos políticos. Ni PP ni PSdeG - PSOE ni BNG tienen hoy estas altas miras, en realidad ni siquiera se lo plantean. Su estrategia es doméstica, de modo que rara vez emerge Galicia no ya llevándose el gato al agua, ni siquiera haciéndose escuchar.

Sobran ejemplos de asuntos cruciales ante los que Galicia no opina o lo hace de manera extemporánea, que es como no hacerlo. En buena lógica, como gran zona productora, Galicia tendría mucho que decir en el debate eléctrico, del mismo modo que cualquier país petrolero influye en la OPEP. ¿Por qué será? Además de que pueda haber desidia, sumisión o incapacidad para ver las cosas, hay razones de más peso: Galicia no opina como país porque las principales compañías que explotan sus recursos no son gallegas y cuando opina para extremar el discurso con la creación de una empresa pública nadie le hace caso, porque todo el mundo sabe que no es realista.

No solo las hidroléctricas gallegas están en manos de vascos y catalanes. También las eólicas y otras renovables. Por increíble que parezca, sin democracia y con democracia el resultado del control de la energía viene a ser el mismo. O incluso peor, ya que antes al menos estaba Pedro Barrié de la Maza dándose la mano con el dictador.

Durante años y años, debido a su estructura industrial, Galicia ha pagado un precio en materia de contaminación desproporcionado para su PIB. Pues bien, ahora que esas industrias van a desaparecer o a menguar, sus nuevas inversiones no van a estar aquí. Endesa, Iberdrola, Repsol, Alcoa, Ence … puede que se vayan de rositas a montar sus negocios sostenibles en otras latitudes. ¿Pero centra esto el debate en Galicia? No.

Son tantos los casos que darían para un libro, pero hay otro que está muy de actualidad: el de los aeropuertos, a costa de lo que sucede con la ampliación de El Prat, en Barcelona. Galicia no participa en ese debate con su propia alternativa. Tampoco planta cara a Oporto. Y esto no va de lamentos. Va de hacer país.

@J_L_Gomez

Oporto, al alza

En 2019, el último año del que tiene sentido manejar cifras de pasajeros, debido a la pandemia, el aeropuerto de Oporto cerró con 13, 1 millones de viajeros. Desde Oporto se vuela a medio mundo. Por el contrario, los tres aeropuertos de Galicia juntos sumaron 5,2 millones de pasajeros, muchos de ellos camino de Madrid y Barcelona para coger otros vuelos al exterior, ya que desde Galicia apenas hay oferta. Barajas tiene 61,7 millones y Barcelona, 52,7 millones. Pero es en Barcelona donde hablan de futuro.

 

A Coruña, a la baja

 

Si bien el puerto de Vigo se salva de la quema, el puerto de Galicia en el que se han invertido más recursos –el exterior de A Coruña– roza el ridículo. Tanto, que sus responsables están más ocupados en operaciones especulativas en el viejo puerto interior que en la gestión de Langosteira, un puerto sin barcos. El de A Coruña debe de ser el único puerto del mundo donde se habla mas de edificios que de barcos. ¿Y pasa algo? No. Al contrario, la Autoridad Portuaria presume de su gestión (urbanística).

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