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Raíces electrónicas

La investigadora Eleni Stavrinidou con una plantación.
photo_camera La investigadora Eleni Stavrinidou con una plantación.
Un equipo de investigadores internacionales crea plantas biohíbridas con un sistema combinado de energía, tecnología punta y organismos vivos

Sabemos que las plantas son unos organismos extraordinarios. Para empezar, son capaces de producir materia orgánica a partir de materia inorgánica (quitando algunos ejemplos puntuales), una función vital para la existencia de la vida tal y como la conocemos. Además, pueden convertir el dióxido de carbono en energía química, producen celulosa, el polímero más abundante del planeta, y se autoreparan a través de la regeneración de tejidos. Todo ello las convierte en unas candidatas perfectas para el desarrollo de sistemas tecnológicos biohídridos, aquellos que mezclan tecnología con organismos vivos.

Basándose en esta idea, un equipo de científicos liderado por la investigadora Eleni Stavrinidou, de la Universidad de Linköping, en Suecia, presentó recientemente un estudio sobre plantas biohídricas dotadas de un sistema de raíces electrónicas. Los investigadores encontraron el modo de integrar circuitos y dispositivos electroquímicos en las plantas sin dañarlas, de modo que pudieran seguir creciendo y desarrollándose mientras se usaban como supercondensadores o sensores electrónicos.

Los resultados allanan el camino para utilizar las raíces en el almacenamiento de energía, así como para la creación de supercondensadores biológicos basados en polímeros conductores y en celulosa, una alternativa ecológica para nuevos sistemas de almacenamiento que podrían incluso ser más asequibles que los que se emplean actualmente. De hecho, para comprobar sus beneficios, los científicos construyeron un supercondensador donde las raíces sirvieron como electrodos de almacenamiento de energía.

Lo primero que hicieron los investigadores fue sumergir las raíces de plantas jóvenes en una solución de oligómeros (una cadena molecular formada por varias estructuras similares enlazadas). Después de un tiempo apareció una capa oscura en ellas, la cual indicaba que aquellas moléculas habían polimerizado las raíces, de manera que se había formado una extensa red de conductores en la epidermis de las células de la planta. Era como si se hubieran convertido por sí mismas en pilas naturales.

Además, no se habían visto afectadas por su nueva función, sino que se adaptaban completamente a su nuevo estado híbrido desarrollando un nuevo y complejo sistema de raíces. Que la planta acepte el polímero y mantenga su crecimiento sin verse afectada, con todas sus funciones, es de máxima importancia a la hora de seguir la línea de investigación, en caso contrario, esta aplicación debería descartarse o reestructurarse para que la planta pudiese asimilar la adhesión del polímero.

Un mes después se cortaron las raíces para investigarlas. Los resultados mostraron que los conductores mixtos iónico-electrónicos integrados habían mantenido su funcionalidad mientras la planta continuaba creciendo y madurando. Los científicos fueron más allá. Colocaron electrodos y probaron las propiedades eléctricas de las raíces mediante mediciones de corriente y voltaje. Las raíces mostraron el comportamiento típico de las resistencias ideales, y la capa de polímero conservaba sus propiedades conductoras incluso al cabo de un mes, mientras la planta seguía creciendo.

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