Recesión, déficit y alternativas

El déficit de Estado, según datos del Gobierno actual, ha pasado de un 6% a un 8% (ya veremos en lo que queda al final), de lo que le había comunicado el Gobierno saliente, lo que ha provocado una subida de impuestos a priori no contemplada (la repercusión ha sido de al menos 20.000 millones de euros, fundamentalmente provocado por el déficit de las comunidades).
El Gobierno ante este problema anuncia que el déficit estructural no podrá sobrepasar el 0,4 del PIB y la deuda el 60% del producto interior a la vez se reforzarán los mecanismos sancionadores vigilando la reincidencia y la gravedad del incumplimiento del limite de déficit y de deuda acordado. Un Estado no puede gastar más de lo que ingresa, es de sentido común, menos en este país donde el gasto publico ha sido demencial y ha estado tutelado por el capricho de algunos “políticos” irresponsables. Pero el daño ya está hecho, con la ocultación de un 2% del déficit no manifestado con claridad en el traspaso de poderes, una vez más nuestra credibilidad como país cara al exterior, por los suelos (Europa nos mira de reojo y con desconfianza) y por supuesto también al conjunto de ciudadanos de España. Pero aquí nadie se inmuta, nos engañan, nos mienten y nadie asume su responsabilidad, es más, aún debemos pagarles una serie de privilegios económicos por haber prácticamente llevado a la quiebra a este país. Mientras a cualquier ciudadano normal por el impago de una multa de aparcamiento de 90 euros Hacienda le embarga todas sus cuentas, desde luego si este no es el país de nunca jamás se le parece mucho.
La realidad económica actual nos dice también que el PIB volverá a registrar tasas negativas de crecimiento, con lo cual en el presente año entraremos en recesión y seSANTYgún
el FMI estaremos en ella como mínino dos años. La debilidad industrial y empresarial es latente en todo el país y más si cabe en Galicia, donde el pequeño comercio, la microempresa y las pymes no levantamos cabeza (y ya llevamos demasiado tiempo en esta tesitura). Construcción, sector servicios y consumo interno experimentan fuertes caídas (en Galicia solo se salvan las exportaciones) y a mayores se sufre un retroceso del empleo y se destruyen más empresas que las que se crean. Los datos del paro de enero son demoledores con un aumento de más de 13.000 personas en Galicia que supera en porcentaje la media estatal, llegando de esta forma a los 271.000 desempleados. Números que asustan y que nos llevan al peor de los escenarios en los próximos meses si no actuamos con rapidez y contundencia (la reforma financiera y laboral son las claves). Las nuevas medidas puestas en marcha (que son necesarias) provocarán sus efectos colaterales, que en este caso supone caída del crecimiento y aumento del paro, aunque todo ello busca la consolidación fiscal, necesaria para recuperar la inversión productiva y a su vez la confianza de los mercados para así recuperar la senda del crecimiento, ya veremos.
De momento lo que comprobamos en el tejido comercial, industrial y empresarial gallego es que no estamos desde luego en el mejor de nuestros momentos. La falta de liquidez ahoga a miles de actividades económicas en nuestra comunidad, muchas están tirando de ahorros propios ante la caída de facturación, falta de liquidez y nula financiación (por cierto, el ICO está desaparecido diga lo que se diga). Los empresarios están obcecados con la reducción de costes para conseguir el mejor precio final en su producto o servicio lo que origina que los precios estén bajo una presión constante provocando una competición destructiva, menos facturación, menos beneficios, más gastos, menos cualificación laboral, más temporalidad, lo que deriva en graves problemas económicos a la pyme ya que se deteriora la calidad del producto o servicio ofrecido, que en no pocos casos provoca el cierre definitivo de esa pyme. A mayores el gran debate de la Galicia de dos velocidades, que beneficia a una parte y lastra a la otra, y como no de la gran olvidada, Ourense,” el interior del interior” (penosa frase que más parece un lapidario que un reclamo turístico).
De este impas económico hemos de salir, pero primero saldrán los más ágiles, los más fuertes, los que innoven y vean con claridad que los tiempos pasados no volverán con el actual contexto socioeconómico y Galicia no esta respondiendo a esos patrones de comportamiento y menos el sur donde la caída demográfica y económica es más que notable y donde los recursos siguen sin explotarse adecuadamente, ya que de momento el necesario cambio productivo ni se vislumbra. La inversión exterior directa en Galicia es pequeña y está cayendo y el turismo, reclamo poderoso para que nos conozcan, está estancado en los números negativos, y a mayores pecamos de un individualismo que nos perjudica notablemente en vez de potenciar el cooperativismo, que es la única forma de ganar estructura y músculo para poder competir en un tejido industrial formado mayoritariamente por microempresas y pequeñas pymes. La realidad es que nuestra autoestima está por los suelos, quizá porque quien tiene que guiarnos y marcar la hoja de ruta a seguir no está haciendo su trabajo de forma correcta, quizá porque han sido muchos años de pésima gestión y de olvido por parte de la Administración central, que ha provocado que a Galicia haya llegado todo tarde, comunicaciones, infraestructuras etc. Por eso mismo debemos levantarnos y creer en nosotros mismos y en nuestras posiblidades,igual que en nuestro entorno, valorándolo para que lo valoren, implantando la cultura del esfuerzo y desterrando de una vez por todas la cultura del subsidio que tanto daño nos ha provocado y por supuesto exigiendo a nuestros dirigentes que cumplan con su tarea, gobernar y que no se olviden de que un cargo público es un empleado de los ciudadanos y no a la inversa. Urge por lo tanto un cambio de mentalidad que nos lleve a ser una Galicia moderna,productiva e innovadora (eficiencia, innovación y tecnología, esa es la clave para incrementar la productividad), por lo que las empresas han de dar un giro radical a sus planteamientos estratégicos para poder recuperar la competitividad y productividad que serán las únicas herramientas que nos permitan salir del ciclo actual. Ya veremos.

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