La Eurozona también dio luz verde a 130.000 millones del rescate heleno

UE y banca perdonan la mitad de la deuda griega

Los líderes europeos lograron sacar adelante su plan para afrontar la crisis más grave de la historia de la moneda única, al pactar la condonación del 50 por ciento de la deuda griega, dotar al fondo de rescate con un billón de euros, y recapitalizar la banca.
El acuerdo se forjó ya en la madrugada del jueves y tras ocho intensas horas de negociaciones, en Bruselas, entre los representantes de la banca acreedora y los líderes de la zona euro, comandados por la alemana Angela Merkel y el francés Nicolás Sarkozy.

El punto más conflicto era lograr que los bancos aceptarán una quita de 100.000 millones de euros de la deuda, porque de no lograrse un pacto voluntario, el probable impago de Grecia hubiera desencadenado una reacción de contagio en la zona euro de proporciones desconocidas, según advirtieron los analistas en las últimas horas. Pero a las 4,30 horas compareció el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, para informar del acuerdo. 'Hoy, los miembros de la zona euro hemos dado un gran paso. Son medidas excepcionales, para tiempos excepcionales', indicó.

La hoja de ruta consta de tres brazos entrelazados entre sí, ideados para restaurar la confianza en los mercados y evitar el contagio de la crisis a otros países de la zona euro. El primero de ellos es la aprobación de un segundo paquete de rescate a Grecia, que estará dotado de 130.000 millones de euros, y que lleva aparejado una quita del 50 por ciento de la deuda que mantiene con la banca privada.

El segundo es la reconfiguración del actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), un instrumento dotado con 440.000 millones de euros, pero que hasta ahora demostró poca efectividad para resolver la crisis.

El nuevo fondo de rescate tendrá capacidad de asegurar una parte de las colocaciones de países periféricos, con lo que multiplicará su capacidad de actuación. Además, podrá abrirse a capital externo de países emergentes, como China.

El último punto es el de la recapitalización de la banca europea, a la que se pide que se dote de unas espaldas más anchas para soportar el impacto de la crisis griega sin peligro de desmoronarse.

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