Delegada especial de Cruz Vermella

Teresa Rodríguez: ’Se ha perdido un poco aquella solidaridad espontánea con la persona de al lado’

Teresa Rodríguez es la nueva delegada especial de Cruz Vermella Ourense, cargo al que accedió en febrero con el reto de continuar la labor de su marido Aurelio López Moura, que falleció el pasado diciembre, tras llevar cinco meses como presidente de la entidad.
¿Qué le llevó a implicarse en la labor social?

Fue una casualidad. Siempre he tenido esta inquietud, porque creo que es una obligación que todos tenemos, pero nunca ves el momento o no sabes como dar el paso. El año pasado mi marido, que también tenía esa inquietud, fue elegido presidente provincial de Cruz Vermella Ourense, y a mí me han brindado la oportunidad de continuar con la labor que él había iniciado, de lo cual me siento tremendamente orgullosa.

¿Con qué retos asume el cargo?

Por una parte, dar una mayor visibilidad a la labor que desarrolla Cruz Vermella, que todo el mundo nos conozca, pueda tener la oportunidad de acercarse a nuestra sede, a los proyectos, que se sientan partícipes de la misma y se involucren, como socios, voluntarios o colaboradores ocasionales. Por otra parte, hemos de cumplir con los objetivos que se plantea la institución en su plan de acción para el período 2007-2011, que tiene precisamente como lema ’cada vez más cerca de las personas’ y mejorar la capacidad de respuestas de nuestra red local. Y para ello, de inmediato empezamos ya a organizar la próxima campaña de venta del Sorteo del Oro, que se inicia en mayo.

¿Cuál será su aportación como empresaria?

Mis conocimientos de gestión para contribuir a que la institución sea más eficaz y eficiente para atender su compromiso humanitario con las personas vulnerables, así como mis relaciones y conocimientos del tejido empresarial ourensano en cuanto al fomento de la responsabilidad social corporativa.

¿La institución vive un buen momento en la provincia?

Nuestra red territorial está constituida además de por la sede provincial, por siete comités comarcales ubicados en Carballiño, Celanova, Valdeorras, Maceda, Verín, Ribadavia y A Gudiña, lo que constituye una fortaleza para llegar a las personas de las zonas rurales, algo especialmente importante en nuestra provincia, en la que la población rural es sobre todo mayor y está muy diseminada. El año 2007 lo cerramos con 5.442 socios, lo que supuso la incorporación de 643 nuevos socios en 2007. En cuanto a los trabajadores, varía a lo largo del año, dependiendo de la actividad, pero la media es de 60 personas con diferente formación y titulación profesional: psicología, trabajo social, educación social, integración social, monitores, conductores, auxiliar de clínica y ayuda a domicilio. Pero Cruz Vermella es una entidad esencialmente de voluntariado sin cuyo apoyo sería imposible el desarrollo del trabajo diario. En el 2007 contamos con 3.484 voluntarios en toda la provincia, de los cuales 701 colaboran activamente y el resto de forma esporádica, según las posibilidades de cada uno.

¿Cuáles son los principales problemas de la provincia?

Trabajamos con y para todas las personas que puedan estar en situación de vulnerabilidad, centrándonos en cada uno de los puntos de la red territorial en aquellos colectivos en que por las características del entorno y la falta de recursos, su necesidad pueda ser mayor, como los inmigrantes en Valdeorras y discapacitados en O Ribeiro. Pero, en general, desarrollamos proyectos para las personas mayores en todo el ámbito de la provincia, así como para la infancia y juventud, mujeres en situación de precariedad o víctimas de la violencia de género, personas sin hogar, reclusas, drogodependientes y personas afectadas de sida. Este año, en el ámbito de la Ley de la Dependencia, tenemos el reto de incrementar los usuarios del programa de teleasistencia en la provincia (ahora atendemos a 329 usuarios), ya que gracias al convenio con Vicepresidencia podemos ofrecer un recurso gratuito o de muy bajo coste. También pretendemos aumentar y diversificar los proyectos y acciones dirigidas a las personas cuidadoras.

¿Cómo valora el hecho de que haya tantas ONGs?

Por un lado creo que es un reflejo de la concienciación social con la diferentes necesidades que se detectan en nuestro alrededor. No siempre llegan los recursos públicos para su cobertura y la sensibilidad de las personas da lugar a diferentes iniciativas. Aunque también hay gente con pocos escrúpulos que intenta aprovecharse de estas situaciones, lo que hace mucho daño, porque fomenta la desconfianza. En este sentido, Cruz Vermella ha invertido muchos esfuerzos para lograr ofrecer una gestión de los recursos profesionalizada y transparente. En estos momentos, prácticamente todos los programas se someten a sistemas de calidad auditados continuamente, al igual que su gestión económica.

¿Hay mayor concienciación social?

Es difícil contestar a esta pregunta. Por una parte, hay un mayor conocimiento de la necesidad y, como decía antes, mayores posibilidades de colaborar. Pero también es cierto que el ritmo de vida es tan rápido que parece no dejar tiempo para nada, se ha perdido un poco aquella solidaridad espontánea con la persona de al lado. Ahora, apenas conocemos a nuestros vecinos y a veces leemos noticias escalofriantes sobre situaciones o incluso sucesos en la calle observados por viandantes que pasan de largo. Aunque quiero ser optimista, sobre todo, por el calor humano que se percibe en Cruz Vermella, transmitido por el voluntariado día a día y también por las respuestas de la población cada vez que hacemos una llamada de ayuda ante cualquier catástrofe.

Sin embargo, el voluntariado está disminuyendo.

Supongo que es consecuencia de la sociedad actual. A pesar de ello, considero que en Cruz Vermella contamos con un número elevado de voluntarios, porque son muchos años, más de un siglo, trabajando en ello. Por eso, en estos momentos intentamos adaptarnos a la nueva realidad de las personas, diversificando los perfiles del voluntario, posibilitando diferentes formas de colaboración y, sobre todo, mejorando nuestras opciones formativas para disponer de un voluntariado más especializado y con una mayor capacitación.


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