REPORTAJE

“As pitas suelen coser sus propios trajes"

Es, sin duda, uno de los entroidos más recientes, ni tan siquiera ha cumplido dos décadas de vida, pero As Pitas de Eiroás ya han conseguido convertirse en todo un símbolo de fiesta en la ciudad.

El imán perteneciente a a la colección que La Región regala a sus lectores pertenece hoy a uno de los Entroidos más recientes de la provincia: As Pitas de Eiroás, que tan sólo tienen unos 16 años de vida. La primera salida de estos personajes fue en 1999 y lo hicieron aún siendo "huevos", aunque con la máscara. "Un grupo de amigos decidimos un buen día que había que hacer algo aquí, en Eiroás, y nos pareció que una pita era una buena figura, algo simbólico. Llegamos al consenso.

Empezamos por la máscara y después, como se trataba de ir a una boda, decidimos un traje corto y negro, porque nos pareció elegante y le dimos el punto de color con las plumas", asegura Carmen Álvarez, una de las pitas fundadoras y encargada de enseñar a los demás cómo se elabora el traje, aunque deja claro que "yo no soy modista, no tengo ni idea de coser".

Aquí, en este entroido, lo tradicional es que cada uno se cosa su propio traje. "Nos reunimos en la asociación de vecinos y yo voy indicando a los nuevos cómo hacerlo, porque todo va a mano. Aunque alguien también puede encargarnos el traje para que se lo entreguemos rematado, aunque son los menos", destaca Carmen Álvarez.

Asegura que "complicado no es nada en la confección del traje, pero laborioso sí, mucho, porque todo lo hacemos a mano". Destaca esta Pita que "lo más complejo son las plumas de fieltro de las mangas de la chaqueta. Se recortan una a una y se cosen una a una, y en total son  250 por cada manga y por color. Son tres colores: azul, amarillo y rojo".

Carmen Álvarez tiene un cuaderno en el que están anotadas todas las medidas y las distancias que los botones o los agujeros deben llevar, todo está estudiado milimetricamente.
"Son muchas horas de trabajo, coser un ala puede suponer una tarde entera de trabajo para dos personas. Un traje para una persona sola puede llevar algo más de una semana, siempre que se dediquen cada día entre 4 y 5 horas de trabajo", explica Carmen Álvarez, quien deja claro que "sólo se compra la camisa blanca y las medias, todo lo demás es hecho a mano y eso se nota".

El traje de A Pita consta de la chaquetilla con plumas y cascabeles; la camisa adornada manualmente con cintas de tres colores y dos largos diferentes; polainas negras con dos pompones (hechos también a la antigua usanza), cascabeles y rematados con cintas de raso de 15 centímetros cada una; una bolsa de cuero realizada a mano uniendo tres piezas cosiendo el punto de cruz; un cinturón con ocho chocas pequeñas y nueve grandes cuyo ancho es de 12 centímetros para las mujeres y 15 para los hombres, única diferencia del traje dependiendo del sexo de la Pita. 
"Evitamos siempre que podemos el material sintético, buscamos que sea lo más natural posible. En el caso del cinturón, por ejemplo, todo está rematado a mano y los cuatro agujeros van a un centímetro del borde. Lo tenemos todo muy medido", señala Carmen Álvarez, quien afirma que "lo más divertido en enseñar a los chicos el punto de cruz, aunque se aplican". 

El traje se completa con la atractiva máscara, totalmente individualizada. "Está hecha con la medida de la cabeza de cada uno, en papel maché y luego escayola, por eso la máscara es personal, pero además, aunque por delante es igual para todos, la parte trasera la dibuja cada uno con los motivos que quiere, siempre que respete una regla: deben ser alusivos a la naturaleza o la boda", explica esta Pita fundadora.

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