España cree que los mercados la avalan tras el nulo impacto de la crisis lusa

El presidente francés, Nicolás Sarkozy (i), saluda al primer ministro húngaro, Viktor Orban, mientras conversa con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero (d), durante una cumbre de los líderes de la Unión Europea.
El Gobierno español considera que la confianza de los mercados en España es clara al comprobar el nulo impacto que ha tenido la caída del Ejecutivo portugués en la prima de riesgo de la deuda o en la evolución de la bolsa, a pesar de los temores iniciales a posibles ataques especulativos.
Portugal ha acaparado la atención de la primera jornada de la cumbre europea en la que participa el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien quiere dejar patente en Bruselas el compromiso de su país con las reformas necesarias para cumplir el llamado Pacto del euro.

Hoy era el día de presentar esas iniciativas -una docena, según había adelantado el Ejecutivo español-, pero, previsiblemente, dada la extensión del debate sobre la crisis portuguesa, no lo hará hasta mañana.

El objetivo, según fuentes del Gobierno, es que España junto a otros países de la zona euro, como Alemania y Francia, plasmen sus compromisos por escrito para adjuntarlos a las conclusiones de esta cumbre, con la que la Unión Europea quiere lanzar de nuevo un mensaje de apoyo a la estabilidad de la moneda única.

El Gobierno español no ha querido avanzar las medidas preparadas, pero las fuentes han subrayado que muchas ya están en marcha -la reforma laboral, las políticas activas de empleo, la reforma de las pensiones o la reestructuración del sistema financiero- y que las nuevas no implicarán nuevos recortes o subidas de impuestos.

El paquete de iniciativas incluirá también el plan de lucha contra la economía sumergida, un proyecto en el que -según han destacado las fuentes para eliminar cualquier sospecha de improvisación- el Gobierno lleva trabajando meses.

También habrá propuestas para reforzar la estabilidad presupuestaria, es decir, el control del déficit y de la deuda de todas las administraciones públicas, lo que implicará también a las comunidades autónomas.

No obstante, la delegación española ha hecho hincapié en que no hay urgencia, ya que existe un plazo de un año para poner en marcha los nuevos proyectos.

Zapatero ha saludado a su llegada a la sede del Consejo europeo al dimisionario primer ministro de Portugal, José Sócrates, con quien ha mantenido varias conversaciones en los últimos días ante el esperado rechazo del Parlamento luso a su programa de recortes y con quien tuvo ocasión de hablar ayer mismo sobre las consecuencias de su renuncia.

España, han destacado desde el Gobierno, no va a inmiscuirse en la vida política y económica del país vecino, pero dejará claro que apoyará cualquier propuesta que ponga Portugal sobre la mesa para salir de la difícil situación que atraviesa.

'Hay que dar estabilidad al conjunto de la zona euro; aunque Portugal sea un país pequeño, es una parte importante y las instituciones europeas deben apoyarle en todo lo posible', han insistido las fuentes.

Con un Ejecutivo en funciones en Lisboa, España considera que se retrasaría la posibilidad de un eventual rescate, al margen de que Sócrates ha dejado claro a Zapatero que su intención no es solicitarlo porque el futuro Gobierno de Portugal, independientemente de su signo político, defenderá los ajustes necesarios para estabilizar sus finanzas.

El Gobierno español ha tenido ocasión de seguir desde Bruselas la evolución de los mercados el día después de la crisis portuguesa y ha respirado con tranquilidad al comprobar que la bolsa subía un 1,11 por ciento y que la prima de riesgo de la deuda se mantenía por debajo de los 200 puntos.

Un sosiego que tampoco se ha visto afectado, según ha destacado la delegación que ha acompañado a Zapatero, por la rebaja llevada a cabo por la agencia de calificación Moody's a treinta entidades financieras españolas.

La cena de trabajo de los Veintisiete jefes de Estado y de Gobierno con la que se cerrará la primera jornada de la cumbre estará centrada en la intervención militar en Libia, asunto sobre el que han debatido Zapatero y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una larga charla en los prolegómenos de la cumbre.

El jefe del Ejecutivo español reiterará ante sus colegas el compromiso de España con la misión internacional, pero destacará también la necesidad de hablar de los posibles escenarios políticos de futuro en el país norteafricano y abogará por tener en cuenta a todos los sectores del movimiento opositor a Gadafi.

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