DISCURSO DE PROCLAMACIÓN

Firme alegato por una España unida en la que ‘cabemos todos'

El rey Felipe VI insiste en su primer discurso en el 'reto' que suponen las voces independentistas

No hubo referencia explícita a Cataluña en el discurso de Felipe VI tras ser proclamado rey, pero sí palabras en su intervención que han hecho pensar inmediatamente en el reto que suponen las voces independentistas en esa comunidad.

La apuesta soberanista catalana es considerada como el principal problema político de España, y don Felipe, en su primer discurso como Monarca, no lo ha obviado y, sin citarlo, abogó por el entendimiento. Y lo que ha dejado claro es que la Corona a partir de ahora reafirma su fe en la unidad del país, pero siendo consciente de que esa unidad no es sinónimo de uniformidad, así como de la diversidad reconocida en la Constitución y de la defensa de las culturas, tradiciones, lenguas e instituciones de todos los pueblos de España.

Una España "unida y diversa" en la que "cabemos todos. Caben todos los sentimientos y sensibilidades, y caben las distintas formas de sentirse español". Ha lanzado además otro guiño de reconocimiento a la diversidad dando las gracias al acabar su intervención en castellano, catalán, euskera y gallego.

Todo ello supone actuar en el marco de una Constitución a la que se ha referido en varias ocasiones como garantía de estabilidad y convivencia y sin entrar en las propuestas de reforma que plantean algunos partidos precisamente a consecuencia de la situación en Cataluña.

Desde el punto de vista económico, las crisis y sus consecuencias representan la principal preocupación de Gobierno, fuerzas políticas y ciudadanos, y era inevitable que el primer discurso de Felipe VI lo abordara. Lo hizo apelando al deber moral de trabajar para revertir la situación de los españoles especialmente golpeados por la crisis y considerando una obligación transmitir un mensaje de esperanza, de forma especial a los más jóvenes. Sí ha pedido ese compromiso a los poderes del Estado responsables de hacerlo posible, públicamente se ha impuesto a sí mismo otro de integridad, honestidad y transparencia.

Lo hizo asegurando ser consciente de que hoy más que nunca, "con toda razón", los ciudadanos demandan que los principios morales y éticos inspiren la vida pública, y que la ejemplaridad la presida. No se escapa que esas palabras tienen mucho que ver con la situación en la que se encuentra la infanta Cristina y que ha impedido que ayer siguiera desde la tribuna de invitados el acto de proclamación de su hermano, Felipe VI.

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