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Quizá la recesión ha terminado, pero no así la depresión

Nuevas medidas políticas expansivas vienen a paliar una economía doméstica debilitada.

PRIMERA JORNADA:
Ahora que parecía que los muy evocados “brotes verdes” casi casi podíamos “cazarlos” con las manos , que el ejercicio 2016 que comienza sería  el de la “pasta”, con los precios de los suministros a la baja, subidas en el salario mínimo interprofesional, y en las pensiones, y una favorable reforma fiscal. Con datos positivos en los precios industriales, en el interés de la inversión foránea en el país y en el saldo de nuestra balanza. Ahora  que parecía que, había empezado a restaurarse la confianza que iniciaría la dinámica positiva de recuperará nuestra economía, a lo mejor, todo, se queda en nada.  El pionero en fondos de apuestas especulativas George Soros, uno de los  magnates, multimillonarios y especuladores financieros más conocido en el mundo, presidente del Soros Fund Management y fundador de Quantum Fund, famoso por ser el hombre que provocó la quiebra del mismísimo Banco de Inglaterra hace más de dos décadas, ha sido noticia está semana porque avisa del peligro de contagio que representa China por sus muestras de debilidad que frenan su carrera emergente como motor de crecimiento económico, recordando una fecha ya de por si temible en todos los calendarios económicos del planeta con connotaciones de desastre humanitario:  2008. Ésta, no es la primera vez que avisa sobre los mercados, en 2011 dijo que la crisis de la deuda soberana europea sería al menos tan grave como la de las hipotecas basura e hizo  pleno.

SEGUNDA JORNADA: 
Si la economía china ha ralentizado su ritmo de crecimiento y la respuesta de su gobierno ha sido intervenir para paliar los efectos de este ajuste devaluando su moneda  para hacerla más competitiva a la hora de vender, la realidad global es que genera un entorno económico mundial diferente,  tanto porque establece unas reglas de juego distintas con el resto de actores del entramado económico internacional, como por lo que implica esta muestra de debilidad  en su carrera como potencia.

TERCERA JORNADA: 
Y quizá la recesión si haya terminado, al menos así se muestra en el campo de la política con medidas comprometidas mucho más expansivas. Pero la depresión no ha concluido, no.  Y si  no, vean la encuesta coyuntural de hogares del Instituto Galego de Estatística, que establece que todavía son más de un  50% los hogares que reconocen llega con dificultad a fin de mes. Una depresión que no es  tal cual producto de una crisis lineal que comenzó siendo financiera allá por 2007, si no de una sucesión de crisis globales y sistémicas que derivan de los propios excesos de los mercados, pero que en su trasfondo marcan la marcha de una economía sumida en una atonía tal  que, el paro y la precariedad laboral se erigen en la base de una nueva forma de organización social en un mundo globalizado.

CUARTA JORNADA:
 Y es que de hecho pocas  cosas han cambiado, aunque no vayamos mas que de sobresalto en sobresalto. Por segunda vez en la semana las Bolsas chinas han cerrando el parque antes de tiempo ante las caídas de sus valores por encima del 7% tras devaluarse un yuan en retirada tras el espejismo que parece ser ahora su motor de crecimiento.  Lo que provoca una salida de capitales que vuelven ahora hacia las economías tradiconales y desarrolladas de la vieja Europa y de América. Y es que si bien es cierto que hemos sobrevivido a fases agudas en está crisis, no basta  con aunar unos pocos meses con datos positivos para cantar victoria, los graves fallos que generaron tanta burbuja,siguen presentes.  Traducidos en precariedad laboral y crecimiento mediocre.

QUINTA JORNADA: 
La hazaña por la que siempre será recordado George Soros  es por el ataque que perpetró contra la libra esterlina allá en 1992 tras doblegar al Banco de Inglaterra y tumbar la cotización de la divisa británica. Mientras fraguaba la operación, anunció públicamente que la libra perdería valor, una legión de inversores le emuló y, efectivamente, la moneda británica se hundió. La operación convirtió a Soros en tiburón financiero.

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