A UN METRO

El encargado de la casa de Dios

El encargado de la iglesia de San Nicolás en A Coruña sentado al lado del altar. (Foto: Suso Arjomil)
photo_camera El encargado de la iglesia de San Nicolás en A Coruña sentado al lado del altar. (Foto: Suso Arjomil)
La Iglesia de San Nicolás en A Coruña abre a diario por la mañana y por la tarde, pero al templo acuden más "delincuentes" que fieles

Por si acaso, que Dios perdone al periodista porque ha entrado en su casa y casi ha robado una fotografía. Puede que el casi exima de la penitencia y el arrepentimiento preventivo resulte innecesario. El hombre que aparece en la imagen que ilustra este texto autorizó a hacer la toma del altar de la iglesia de San Nicolás en A Coruña sin apartarse del tiro de cámara. Mientras no llegue el momento de que dios ajuste cuentas por lo sucedido, si es que llega, aunque de ser así se festejaría como estos días los católicos celebran la crucifixión y resurrección de Jesucristo, pues significaría que el más allá no es Móstoles, según decía un chiste de madrileños, prosigamos con algo tan terrenal como la vida medrosa en tiempos de la pandemia provocada por el coronavirus Covid-19.  

Esta entrega de la serie 'A un metro' comenzó en un kiosco el martes de la pasada semana. Además del ejemplar de La Región, la kiosquera le dio al periodista una noticia. "Abre todo los días", contestó ante la sorpresa de ver las puertas del templo abierto y a un hombre atravesando el dintel. "Es de los pocos que entra", añadió mientras entregaba la vuelta. La curiosidad es el preámbulo de un reportaje. Dentro de la iglesia se encontraban hablando a unos metros de distancia dos mujeres con aspecto de monjas y dos hombres con una carga de años considerable que no se sorprendieron al ver entrar a un desconocido con una cámara en la mano. 

Fue sólo la confirmación del soplo de la kiosquera. Ese día, el primero del cierre real de toda actividad no esencial decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez, tocaba salir disparado hasta Arteixo para constatar que en el polígono de Sabón sólo se movía el molino eólico de Inditex. El hombre propone y la actualidad dispone. La mañana siguiente, durante la búsqueda de una vaca que quisiese posar para la foto por las tierras del Concello de Vilasantar, la curiosidad y la cercanía llevó hasta Melide. La iglesia de San Pedro, en la plaza que comparte con la casa consistorial, también tenía las puertas abiertas. La intención era entrar después de corroborar que la Galicia interior es tan obediente como la atlántica y el confinamiento se cumple sin dispensas por la densidad de población. 

Arriba, el encargado de la iglesia de San Nicolás en A Coruña sentado al lado del altar. Abajo, fachada del templo.

La fachada de la iglesia de San Nicolás en A Coruña

Una papelería abierta y la posibilidad de abastecerse de libretas con el mismo impulso que el del personal que se tiró al papel higiénico los días antes de la alarma, hizo que la iglesia de San Pedro quedase sin visita. Ya estaba hecha la llamada del mar para situar a Xosé Iglesias, marinero y poeta, a un metro. La visita a San Nicolás quedó aparcada hasta el sábado. 

"No hay misa, abro la iglesia un rato por la mañana y por la tarde, pero no es conviente que venga la gente mayor"

Ese día al mediodía sólo había en el templo un hombre sentado en un andador a la derecha del altar y con mascarilla puesta. "Yo soy el encargado", respondió a la pregunta de si era el párroco. "La iglesia está abierta un ratito por la mañana y otro por la tarde, pero no es conveniente que venga la gente mayor por la situación actual", añadió para satisfacer la curiosidad del que acababa de cruzar la puerta. "No suele venir mucha gente, cuatro o cinco personas al día, pero la abro por si alguien necesita un momento de recogimiento". 

UN CIRIO
La mención de familiares sacerdotes propició una conversación amena y el permiso para tomar una fotografía. "Claro que puedes sacar el altar, faltaría más". Un cirio prendido indicaba la presencia del santísimo en el sagrario. El hombre no se movió. "Estos días no se celebran misas porque está prohibido desde que se decretó el estado de alarma", añadió antes de inclinarse en claro gesto de que le había llegado la hora de candar las puertas de la casa de Dios. Con testimonio fresco y foto hecha el reportaje estaba encaminado, pero compareció el presidente Sánchez, las mascarillas que estaban en un cajón salieron a la calle, y la actualidad continuó disponiendo.

"No se celebran misas porque está prohibido, suelen venir cuatro o cinco personas y a veces cada delincuente..."

El Domingo de Ramos la sección descansó, el templo abrió sus puertas, pero a la hora de la misa grande no había nadie. El cirio seguía encendido pero el encargado estaría atendiendo a sus cosas en algún punto de la iglesia. A las 18.50 horas de ayer, durante la tercera visita para confirmar el horario vespertino, se asomó el encargado mientras empujaba con dificultad la primera de las dos hojas del portalón. "Ya estoy cerrando porque a veces entra cada delincuente que no te quiero ni contar". La disculpa sonó a sincera. Más delincuentes que fieles en el templo durante la Semana Santa. "No es conveniente que venga la gente mayor", insistió. Palabra del encargado de la casa de Dios.
 

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