El giro ineseperado del caso de la desaparición de los hermanos de Córdoba sacude a quienes en Vigo y Galicia siguen buscando algún rastro de sus familiares en casos con indicios de muertes violentas

A la espera de nuevos rastros

Los nuevos informes hechos públicos sobre el análisis de los restos hallados en la finca de los abuelos paternos de Ruth y José Bretón, los dos niños desaparecidos en Córdoba, no sólo conmocionaron a la opinión pública sino que sacudieron de nuevo casos similares que todavía esperan su avance en Vigo y en el resto de Galicia.
En la mayoría de las investigaciones pendientes sobre desaparecidos se encontraron indicios que apuntan a muertes violentas, sin que se pudiesen encontrar cadáver alguno.

Sucedió con la desaparición de los vigueses María Victoria Méndez y Francisco Fernández Golpe, cuyo caso fue archivado judicialmente hace tres años porque 'no se hallaron los cuerpos, ni evidencias físicas de su muerte supuestamente violenta' y 'al no haber indicios suficientes para acusar a persona alguna de su participación en los hechos. La Policía encontró su coche quemado y tiroteado en el monte de A Risca en diciembre de 2004, y realizó varias inspecciones por la zona, incluso con el geo-radar, la misma técnica que se utilizó sin éxito en la finca de Córdoba.

Con los pequeños Ruth y José hubo un detenido, que lleva en prisión varios meses, antes de que los informes recientes aseguraran que los restos hallados no eran de roedores sino de dos niños.

En la desaparición del vilagarciano Fernando Caldas también hubo detenciones, hasta diez procesados por la Audiencia Nacional, que se sentarán a juicio el próximo mes de septiembre. El juez en su auto considera que el joven fue secuestrado y asesinado y su cuerpo enterrado en cal viva. Ocho años después, todavía no se sabe dónde está el cadáver y la familia sólo espera que los presuntos responsables lo revelen durante la vista.


EL EMPRESARIO OURENSÁN

Tampoco se sabe nada del paradero del empresario ourensano Guillermo Collarte, cuya pista se perdió en 1998, en Valença do Miño. Un juzgado portugués sentó en el banquillo a cuatro acusados de secuestrar y dar muerte al empresario, pero quedaron libres al considerar el juez que no había pruebas suficientes. La familia de la víctima pusiera sus esperanzas en conocer el paradero durante el juicio, no fue así. La incógnita sigue sin despejarse.

Dieciséis años lleva la familia de María José Arcos buscando respuestas sobre su paradero. Tras ser archivado, el caso se reabrió el año pasado, con la detención de un sospechoso. Sus fincas fueron también inspeccionadas en busca de rastros. Fue una búsqueda infructuosa y el detenido quedó libre.

Dos años se cumplieron ya desde la desaparición de la vecina de Pontevedra Sonia Iglesias. Su familia desconoce a día de hoy cualquier pista sobre su paradero, aunque confía en el trabajo policial que, hasta el momento, supuso la imputación de la pareja sentimental de Sonia Iglesias en la desaparición. Sonia le pidió a su pareja Julio Araújo, una semana antes de desaparecer, que abandonase su casa.

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