Un ourensano preside al centenar de taxis de la capital que son de Galicia

Los gallegos que ‘mueven’ Madrid

Cadenas preside la Asociación de Taxistas Gallegos de Madrid.
Ovidio Cadenas llegó a Madrid en 1963 desde una aldea lucense en la que no había agua, ni luz, ni acceso por carretera. En Madrid inició su actividad profesional que le llevó a ejercer como taxista y como jefe de conductores de AENA. Creó la Asociación de Taxistas de Madrid de la que es su presidente desde 2001. También preside la Asociación de Taxistas Gallegos de Madrid y la Federación de Asociaciones Gallegas.
Si un ourensano llega a Madrid y lo primero que hace es buscar un taxi tiene un seis por ciento de posibilidades de que el coche que le lleve pertenezca a un paisano suyo. En Madrid circulan diariamente 16.000 taxis por sus carreteras y más de un centenar pertenecen a empresarios asociados a Atagama (Asociación de Taxistas Gallegos de Madrid), pero la cifra se multiplica por diez si se incluye a los no asociados. Este pequeño colectivo decidió crear su propia asociación en el año 2001 y en la actualidad suma ya 120 socios. Sus miembros se esfuerzan por mantener vivas sus raíces y por un contacto permanente entre ellos y su tierra de origen. Al frente de la asociación se encuentra Ovidio Cadenas, un lucense que llegó a la capital de España con 17 años para hacer la mili y que nunca más regresó.

Ovidio Cadenas nació en Ernes, una diminuta aldea de A Fonsagrada a la que no llegaba la luz ni el agua corriente, y que tampoco contaba con carretera de acceso. ‘Con 17 años me di cuenta de que no tenía oportunidades en mi tierra, así que aproveché la mili para buscar un futuro en Madrid’, explica. Los dos años de servicio militar fueron una escuela de aprendizaje rápido y su paso por el Ejército le aportó los conocimientos necesarios para conseguir su primer empleo. Hizo la mili en Hoyo de Manzanares y aunque no sabía conducir puso de profesión ‘conductor’ a la hora de alistarse, lo que le permitió entrar en el parque móvil del Ejército y sacarse el carné.

Jefe de conductores

Tras finalizar la mili y probar fortuna en diferentes oficios decide intentarlo con el de taxista sentando las bases de una profesión a la que hoy sigue vinculado, pero que ejerce como empresario, con dos taxis y dos empleados. Su ambición profesional y la determinación para alcanzar sus objetivos le ayudaron a abrirse puertas en Madrid desde su llegada. Esas mismas cualidades fueron las que le llevaron a buscar trabajo en AENA, la empresa concesionaria de los aeropuertos españoles. Entra a trabajar con 21 años como peón y poco a poco fue escalando.

En el año 1973 se presentó a una plaza de jefe de conductores, vacante que finalmente logró frente a otros 64 candidatos. En este puesto permaneció casi 40 años, supervisando el funciona miento de todos los automóviles de AENA en Barajas, más de 200 vehículos. Desde hace dos años es ya pre-jubilado de AENA y puede dedicarse más a la actividad asociativa de la que es un firme defensor, porque además de Atagama, Ovidio preside también la Federación de Asociaciones Gallegas de Madrid (Fagama).

La creación de la Asociación de Taxistas fue un reto compartido con un periodista, Daniel Hortas, lucense como él que había publicado el libro ‘Una carrera en taxi’, en la que narraba sus experiencias como viajero en los taxis de Madrid. Ovidio entendió la necesidad de la asociación y se puso a ello hasta sumar los 120 socios con los que cuenta actualmente. Se reúnen de forma periódica y organizan actividades conjuntas o en colaboración con la Casa de Galicia. La última ha sido la asistencia al Salón del Automóvil, el pasado mes de marzo en Ifema, donde tuvieron su propio stand.

‘Regresar no es fácil’

Ovidio Cadenas respira un galleguismo contenido, el mismo que le obliga a repetir Galicia casi en cada una de las frases que pronuncia. A pesar del esfuerzo que realiza por mantener viva la llama de Galicia en Madrid, Cadenas se muestra escéptico en cuanto al futuro de estas organizaciones, porque las segundas generaciones no mantienen la misma vinculación con la tierra de origen de sus padres. ‘Los hijos apenas van a Galicia y yo también he hecho toda mi vida aquí y sólo regreso unos días en verano’, explica. Además, regresar tampoco es fácil porque la aldea de Ernes, después de tantos años deshabitada, está ocupada en la actualidad por una comuna hippy. Él comprueba todos los veranos que la casa no esté dete riorada, que no haya roturas en las tuberías o que el tejado no tenga goteras. Después regresa a Madrid, una ciudad que le acogió ‘bien’ y que le dio una oportunidad para él y su familia.

Como presidente de los taxistas lamenta que los horarios sean demasiado largos, entre 10 y 16 horas, para conseguir un sueldo que ronda los 1.800 euros mensuales. Han hablado en varias ocasiones con el alcalde, Alberto Ruíz Gallardón, y la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, para exponerles sus problemas, que se concentran sobre todo en esas más de 16.000 licencias para una ciudad de cuatro millones de habitantes. Y pone como ejemplo el caso de París que con seis millones de habitantes tiene 8.000 taxis.



Te puede interesar