La investigación del caso del presunto mayor fraude fiscal detectado en Galicia mediante emisión de facturas falsas podría dar un nuevo giro, después de que el fiscal, durante el primero de los juicios, celebrado ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo, manifestara su intención de pedir a la juez instructora que investigue qué empresas receptoras de dichas facturas pudieron realizar pagos a políticos.
Durante la vista oral, el dueño de la empresa Las 5 Jotas, uno de los cinco acusados que ayer se sentaron en el banquillo, reconoció este aspecto ante las preguntas de su letrado, afirmando que había grandes constructoras, algunas vinculadas a obra pública, que le llamaban para que emitiera facturas falsas y así poder obtener dinero negro con el que pagar a políticos. Durante su relato, José Manuel C., llegó incluso a reconocer que se le pedía cantidades en efectivo con billetes determinados, a veces de 500 euros y otras de 50, que se retiraban del banco en bolsas de basura, sin que las entidades pusieran objeción alguna a dicha retirada.
En principio, la de ayer, era una vista contra el administrador de una empresa de alimentación y los cuatro hermanos vinculados a Las 5 Jotas. Al primero se le acusaba de falsedad en documento mercantil y fraude fiscal, mientras que a los otros cuatro sólo del primer delito como supuestos emisores de las facturas. La acusación pública rebajó la petición de condena para el empresario de alimentación a los dos años de cárcel, frente a los dos y medio, tras haber consignado parte de la deuda con Hacienda, mientras que para los otros cuatro reclama dos años de cárcel.
ACUERDO RECONOCIDO
El primero de los imputados reconoció haber llegado a un acuerdo con el dueño de Las 5 Jotas mediante el cuál éste le haría un préstamo que se justificaría con facturas falsas, a nombre de trabajadores autónomos, la mayoría de nacionalidad rumana. El responsable de Las 5 Jotas también admitió la emisión de dichas facturas pero aseguró haberlo hecho de forma altruista, 'yo no ganaba nada, sólo quería ayudar a este hombre, del que dependían 50 trabajadores'.
Jacobo C., otro de los hermanos acusados, aseguró que él se ocupaba de las compras y el trabajo de las obras y se consideró ajeno al asunto de las facturas. Sí reconoció que su hermano se lo había comentado y que en una ocasión llegó a advertirle de las consecuencias. Según su testimonio, las empresas prometían trabajos a cambio de esas facturas que luego no se llegaban a cumplir. 'Requerían los servicios de mi hermano', dijo y relató cómo se llegaron a emitir facturas para una constructora por 8 millones de euros a cambio de montar un polígono de casas de madera en la Sierra de Guadarrama, un proyecto que al final les fue rechazado.
Por su parte, los otros dos hermanos, Xavier y Julio, se desvincularon por completo de la gestión de las empresas del grupo, a pesar de aparecer en algunas como administradores, y señalaron a José Manuel como el principal responsable, que continuó con el negocio familiar tras la muerte de su padre.
'Es una auténtica mentira que ciudadanos rumanos trataran conmigo los contratos', aseguró Xavier, quien mostró su sorpresa cuando se enteró del caso y lamentó que 'la prensa nos haya condenado ya sin conocer la sentencia'.
En principio, la de ayer, era una vista contra el administrador de una empresa de alimentación y los cuatro hermanos vinculados a Las 5 Jotas. Al primero se le acusaba de falsedad en documento mercantil y fraude fiscal, mientras que a los otros cuatro sólo del primer delito como supuestos emisores de las facturas. La acusación pública rebajó la petición de condena para el empresario de alimentación a los dos años de cárcel, frente a los dos y medio, tras haber consignado parte de la deuda con Hacienda, mientras que para los otros cuatro reclama dos años de cárcel.
ACUERDO RECONOCIDO
El primero de los imputados reconoció haber llegado a un acuerdo con el dueño de Las 5 Jotas mediante el cuál éste le haría un préstamo que se justificaría con facturas falsas, a nombre de trabajadores autónomos, la mayoría de nacionalidad rumana. El responsable de Las 5 Jotas también admitió la emisión de dichas facturas pero aseguró haberlo hecho de forma altruista, 'yo no ganaba nada, sólo quería ayudar a este hombre, del que dependían 50 trabajadores'.
Jacobo C., otro de los hermanos acusados, aseguró que él se ocupaba de las compras y el trabajo de las obras y se consideró ajeno al asunto de las facturas. Sí reconoció que su hermano se lo había comentado y que en una ocasión llegó a advertirle de las consecuencias. Según su testimonio, las empresas prometían trabajos a cambio de esas facturas que luego no se llegaban a cumplir. 'Requerían los servicios de mi hermano', dijo y relató cómo se llegaron a emitir facturas para una constructora por 8 millones de euros a cambio de montar un polígono de casas de madera en la Sierra de Guadarrama, un proyecto que al final les fue rechazado.
Por su parte, los otros dos hermanos, Xavier y Julio, se desvincularon por completo de la gestión de las empresas del grupo, a pesar de aparecer en algunas como administradores, y señalaron a José Manuel como el principal responsable, que continuó con el negocio familiar tras la muerte de su padre.
'Es una auténtica mentira que ciudadanos rumanos trataran conmigo los contratos', aseguró Xavier, quien mostró su sorpresa cuando se enteró del caso y lamentó que 'la prensa nos haya condenado ya sin conocer la sentencia'.
