REPORTAJE

Trotamundos viguesa y yogui

Lara Fernández es profesora certificada de yoga formada en La India.
photo_camera Lara Fernández es profesora certificada de yoga formada en La India.

A sus 34 años vivió en cuatro continentes. La viguesa Lara Fernández (mintyogini en Instagram, con casi 17.000 seguidores) vive en Marruecos donde tiene un centro de yoga y volverá a Japón, donde en 2011 se libró del accidente nuclear

 

Viajamos por medio mundo con la viguesa Lara Fernández Sánchez, que a sus 34 años lleva la mitad viviendo en el extranjero. Estados Unidos, Japón, India, Londres y Marruecos son los países en los que ha vivido esta ourensana de nacimiento y viguesa de adopción. 

Hacemos parada en Oujda, la capital de la región oriental marroquí donde vive desde 2011 con su marido y sus dos hijas. Allí compagina su trabajo de 'comunity manager' de una empresa de traducción con el yoga, una de sus pasiones. Formada en La India en esta disciplina milenaria, la joven empezó dando clases en varios gimnasios hasta que abrió su propio estudio, Chandrini Yoga, hace dos años. "Fue bastante difícil porque ésta es una ciudad apartada y conservadora donde casi nadie sabía qué era el yoga y mucho menos lo había practicado", recuerda Lara, que se ha hecho un hueco muy importante en las redes sociales con su cuenta mintyogini con más de 17.000 seguidores en Instagram y un canal en Youtube en el que comparte sus conocimientos sobre las asanas (posturas), torsiones y meditación de una manera amena e incluso familiar ya que no es raro ver a sus gatos y a sus hijas entrar en escena y su 'hijab' que lleva sobre la cabeza "por decisión personal cuando estoy fuera de casa". En este punto, Lara no puede evitar recordar que en sus últimas visitas a Vigo intentaron quitarle el pañuelo en la calle. "He constatado una creciente desconfianza y falta de respeto hacia lo ajeno", cuenta.

Sobre una posible vuelta a España, la joven admite que no entra en sus planes porque "desde fuera la situación se aprecia como bastante precaria" y Japón será con toda probabilidad su próximo destino. "La realidad es que mi familia, y en especial mis hijas, pueden tener acceso a muchas más oportunidades fuera de Marruecos", admite.

Estuvo viviendo en Tokio hasta 2011, justo después del terremoto de Tohoku y el accidente nuclear de Fukushima del que se salvó por los pelos ya que en esos momentos se encontraba en La India haciendo su formación de yoga. "Cuando me enteré no me lo podía creer, entré en pánico y al llegar a Japón me vi sola y muy asustada. Mi situación no se estabilizaba así que hice mis maletas y como en aquel momento mi madre estaba viviendo en Casablanca decidí ir a visitarla pero la vida tenía otros planes para mí": Marido, dos hijos y su pasión, el yoga, con el que empezó a coquetear hace 10 años en Londres y que le ayudó a superar una depresión, algo de lo que se siente muy orgullosa. "Mi abuela, que en paz descanse, también lo estaba y así me lo hizo saber siempre", cuenta.

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