El presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, y su esposa, Veronica Lario, están también enfrentados por cómo se repartirá la millonaria herencia de Il Cavaliere entre los cinco hijos que ha tenido en sus dos matrimonios, según publica el diario La Repubblica.
Este medio afirma que el primer ministro pretende dar el 50 por ciento de su imperio empresarial a Marina y Piersilvio, hijos de su primer matrimonio con Carla dall'Oglio, y otro tanto a los tres habidos con Lario: Eleonora, Barbara y Luigi.
Sin embargo, la esposa del presidente pretende que las cuotas se repartan equitativamente entre los hijos, es decir, un 20 por ciento para cada uno, lo que pondría el control efectivo del grupo Fininvest en manos de sus tres vástagos.
En los últimos días, Lario generó una gran polémica al asegurar, en un medio italiano, que la candidatura de mujeres bellas en la lista del partido de su marido a las elecciones europeas era una desvergüenza para diversión del emperador.
Dentro de la familia, los desencuentros relativos a la herencia se están agravando porque, según La Repubblica, los miembros de la familia Berlusconi han comenzado a tomar posiciones en las empresas que componen el grupo.
Marina y Piersilvio, mucho mayores que sus tres hermanastros (entre este último y Bárbara, la primera de las hijas de Lario, hay 15 años de diferencia), están ya entre los ejecutivos más importantes de la editorial Mondadori y de la división de televisión de Mediaset, respectivamente.
Barbara y Eleonora Berlusconi, de 24 y 22 años respectivamente, ya han reclamado puestos en el imperio familiar, después de que hace cinco años dijeran a la prensa que ellas hubieran vendido todas las televisiones de casa a Rupert Murdoch.
También el benjamín, Luigi, que hasta hace poco parecía estar interesado sólo en cuestiones de fe (su padre decía que cada vez que le llamaba le decían que volviera a intentarlo más tarde porque estaba orando) ha entrado en el Consejo de Administración del banco Mediolanum.
Sin embargo, la esposa del presidente pretende que las cuotas se repartan equitativamente entre los hijos, es decir, un 20 por ciento para cada uno, lo que pondría el control efectivo del grupo Fininvest en manos de sus tres vástagos.
En los últimos días, Lario generó una gran polémica al asegurar, en un medio italiano, que la candidatura de mujeres bellas en la lista del partido de su marido a las elecciones europeas era una desvergüenza para diversión del emperador.
Dentro de la familia, los desencuentros relativos a la herencia se están agravando porque, según La Repubblica, los miembros de la familia Berlusconi han comenzado a tomar posiciones en las empresas que componen el grupo.
Marina y Piersilvio, mucho mayores que sus tres hermanastros (entre este último y Bárbara, la primera de las hijas de Lario, hay 15 años de diferencia), están ya entre los ejecutivos más importantes de la editorial Mondadori y de la división de televisión de Mediaset, respectivamente.
Barbara y Eleonora Berlusconi, de 24 y 22 años respectivamente, ya han reclamado puestos en el imperio familiar, después de que hace cinco años dijeran a la prensa que ellas hubieran vendido todas las televisiones de casa a Rupert Murdoch.
También el benjamín, Luigi, que hasta hace poco parecía estar interesado sólo en cuestiones de fe (su padre decía que cada vez que le llamaba le decían que volviera a intentarlo más tarde porque estaba orando) ha entrado en el Consejo de Administración del banco Mediolanum.