El festival de cine francés levanta el telón con Woody Allen, que presentó una película ambientada en los años 20 parisinos.

Cannes regresa a la bohemia

Lea Seydoux y Woody Allen.
El cineasta estadounidense Woody Allen inauguró ayer el Festival de Cannes y se lo lleva con su último filme, ‘Midnight in Paris’, a la bohemia de la capital francesa de los años 20 del siglo pasado. Esta escapada en tiempo y espacio del director, cuya aversión a cualquier competición festivalera además es conocida, devuelve desde el primer día a Cannes a los gloriosos tiempos en los que había que pasar por París para ser alguien.
Un ‘tiempo dorado’, como señaló Allen al presentar a la prensa su cinta, que es al que, con música de Cole Porter, el realizador pretende llevar al espectador, al que literalmente apabulla con un desfile de celebridades. Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Pablo Picasso, Luis Buñuel, Salvador Dalí y Gertrude Stein son la clase de gente con la que Allen hace contemporizar al protagonista, un atónito Owen Wilson, el escritor de guiones de cine que pretende ser novelista y a quien, en una noche de alcohol, se lo llevan al siglo anterior, o eso parece. Gil tendrá la posibilidad de que Gertrude Stein revise su novela, de oír del pintor malagueño la explicación del porqué de un retrato, de adelantarle a Buñuel el argumento de una película que aún no ha dirigido -’El ángel exterminador’o de beberse un vino con un Dalí (Adrien Brody) tan histriónico como debe ser y que por eso mismo solo ve rinocerontes. Kathy Bates, Michael Sheen y Léa Seydoux completan el reparto, con la esperada intervención de Carla Bruni, en plan guía del Museo Rodin, que cumple con su pequeño papel sin que se adviertan las catástrofes interpretativas que algunos medios aseguraron haber observado hace un año en París.

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