El presidente y la señora Bruni

Carla Bruni y Nicolas Sarkozy, en Egipto. (Foto: Archivo)
Nicolas Sarkozy, por derecho propio por el cargo que desempeña y su frenética actividad, y la ex modelo y cantante de origen italiano, Carla Bruni, por casarse con el presidente de Francia, se convirtieron este año en las personas más asociadas al nombre de este país.
Un flechazo entre ambos, según reconocieron ellos tras un brevísimo noviazgo, disparó a lo más alto de la atención pública la relación de pareja del presidente galo, que logró recuperar índices de popularidad y dar a la presidencia un toque mediático con escasos precedentes.

Algo más de medio año después de asumir el cargo, Sarkozy dio el golpe a principios de 2008 con su separación de Cecilia y rápido matrimonio con la bella Bruni, que no oculta sus simpatías ideológicas con la izquierda y que situó a ambos en el punto de mira de toda la prensa, la del corazón incluida.

Que la nueva primera dama de Francia contara en un libro -’La verdadera historia de Carla y Nicolas’, publicada en juniodetalles de su relación con el presidente alimentó durante meses las ganas de cotilleo de la opinión pública, y no sólo francesa, pero dio también un indudable eco a cualquier paso de la pareja Sarko-Bruni.

Porque ellos lo valen, y por la coincidencia con la presidencia de turno europea de Francia, la pareja de moda consiguió hacerse diariamente un hueco propio que, en el caso de Sarkozy, le permitió hacer oir la voz de un país que, en medio de la crisis financiera y económica mundial, intentó no perder pie en el contexto mundial.

La presidencia de la Unión Europea en el segundo semestre añadió a Sarkozy una plataforma suplementaria de lanzamiento de iniciativas, que en los últimos meses se vistió de propuestas destinadas a cambiar el sistema financiero internacional, mediante la convocatoria de la cumbre celebrada en Washington en noviembre.

Pero Sarkozy aprovechó para intentar situar de nuevo a Francia en la vanguardia de las relaciones entre europeos y africanos con una Unión por el Mediterráneo, continuación del Proceso de Barcelona que, sin embargo, se enfrentó al obstáculo siempre presente del conflicto palestino-israelí.

En las relaciones transatlánticas, Sarkozy desempeñó un papel protagonista en las gestiones en torno a la liberación de la franco-colombiana Ingrid Betancourt, quien viajó inmediatamente a París después del éxito de su rescate.

Y con Estados Unidos, pese a las diferencias ideológicas con el presidente electo, Barack Obama, el tándem Sarkozy-Bruni consiguió dar la impresión de coincidencias futuras en el ámbito de las relaciones bilaterales y de la influencia de Francia, no sin aprovechar oportunidades de atraer atención de los medios sobre el ‘glamour’ de la pareja presidencial.

Así, la ex supermodelo llegó a ser portada en septiembre de la revista estadounidense ‘Vanity Fair’, en la que, con un posado para la fotógrafa Annie Leibovitz, desplegó un estilo que fue vinculado inmediatamente a Jackie Kennedy.

‘Era muy joven y moderna y, desde luego, de manera inconsciente me proyectaría más como Jackie Kennedy que, por ejemplo, como la señora De Gaulle, que era la clásica francesa detrás de su marido’, aseguró Bruni en una clara advertencia de que tiene intención de llegar a tener agenda propia en El Elíseo.

Pero no sólo ya la prensa sensacionalista, sino también medios más ‘serios’ han sucumbido al interés por la pareja, mientras Bruni, al tiempo que reconoció que aún no dispone de esa agenda propia, adelantó que su carrera de cantante continúa, aun limitada por sus compromisos de primera dama.

La exposición constante de ambos a la atención de los medios de comunicación se extendió al terreno comercial, con la distribución de muñecos-vudú con la cara del presidente galo, pero que ha tenido a Sarkozy pendiente de demandas judiciales que, hasta el momento, dan prioridad en su resolución a la libertad de expresión frente a sus quejas por presunto atentado a su dignidad personal.

Te puede interesar