GASTRONOMÍA

Bertorella o cuando la belleza está en el interior

Hace vida solitaria y su aspecto no es muy atractivo. Dos razones por las que no la encontramos con frecuencia en los mostradores de las pescaderías. su delicada y sabrosa carne hace de la bertorella uno de los pescados a tener en cuenta para variar nuestra dieta con un alimento saludable.

Hace cuarenta años  cuando la merluza era un artículo de lujo reservado a fiestas y días especiales, la bertorella, una vez rebozada, es decir a la romana, daba el pego. Es más, para muchos paladares, le ganaba en substancia y textura, si la bertorella estaba recién pescada y había sido capturada con  anzuelo. Porque la misma cualidad que hace que su carne sea tan delicada al gusto la convierte en una de las más frágiles entre los pescados blancos.

Bertorella, también llamada lorcha de altura, faneca barbuda y, fuera de Galicia, brótola, es un pez de costumbres solitarias, poco gregario, que anda por el fondo, sea rocoso o arenoso, aspecto este último que modifica su aspecto visual y su sabor, ya que es la bertorella de roca la más apreciada por su sabor. Como no es de captura masiva, tampoco es abundante en las pescaderías. 

Vive en profundidades que van desde los veinte a los seiscientos metros, pasea durante el día, de manera bastante ociosa y se muestra más activa durante la noche, que es el momento en el que se alimenta. Su dieta la componen pequeños invertebrados  y peces menudos. La talla mínima de captura no debe bajar de los 25 centímetros. Pero lo normal es encontrar en el mercado ejemplares mucho mayores. Como mínimo de kilo y medio o más, pudiendo superar los 60 centímetros de longitud y más de tres kilos y medio de peso.

Precio estable

Hablábamos de la década de 1970 y su función de reemplazo de la merluza, más codiciada. Pero, ¿qué pasa hoy día? Pues que la merluza abunda y está a precios tan irrisorios que deben de quedar dos o tres especies más baratas, como mucho: la castañeta (y no siempre), la bacaladilla, los jureles y poco más. De hecho, la bertorella ya es más cara. No es que haya subido de precio, se mantiene en su línea. Y como no abunda ni es muy demandada por su aspecto tan poco favorecedor, pues pocas son las pescaderías que la ponen a la venta.

Curiosamente, las únicas veces que comí bertorella en un restaurante fue en Ourense y no en uno sino en dos diferentes , y me llamó la atención, pues no es una especie habitual en una carta y mucho menos en el interior. La verdad es que , simplemente a la romana, en toros como la merluza, resulta sabrosa y jugosa. En un guiso con fideos, por ejemplo,  puede competir sin complejos con el congrio. O en lomos a la plancha con una crema,  a la mantequilla blanca o al Oporto... en fin, que merece la pena tantearlo y más ahora, que es su  mejor momento.

Te puede interesar