LA REVISTA

Lentejas con marca española pero acento americano

Lentejas.
photo_camera Lentejas.

Humildes y nutritivas, las lentejas constituyen un alimento esencial.

No fueron ni el caviar ni la langosta ni las especias quienes decidieron el destino de un pueblo. Fueron las lentejas la causa de una intriga bíblica, por la que Esaú perdió su primogenitura. La intriga de la madre y el hermano estaban de por medio. Esaú cambió su primogenitura por un plato de lentejas que el pérfido de Jacob, en vez de compartir con su mellizo que venía habriento del campo, le cambió por el título de ser el primero. A partir de los vástagos de Jacob, se creó el pueblo de Israel. La historia, incluso la bíblica, siempre fue escrita por los vencedores.

Las lentejas están acompañando a la humanidad desde hace casi diez milenios. Debió ser uno de los primeros cultivos del Neolítico en las tierras mesopotámicas que hoy conocemos como Irak.
Legumbres de humilde aspecto y tamaño, compitieron con los cereales en ser uno de los principales alimentos de la humanidad. Su fácil conservación, sus propiedades nutritivas y una composición en la que no faltan vitaminas y hierro han hecho de ellas una pieza clave en nuestro desarrollo como especie.

Hoy día, el mayor productor mundial de lentejas es Canadá y Estados Unidos es el quinto. Pero consumen muchas menos de las que producen, de ahí que la hayan convertido en uno de los alimentos que más exportan. Pero no nos llegan por la puerta grande, sino por la trasera: la mayoría de las empresas españolas que tradicionalmente venían lentejas producidas en Castilla-León, siguen comercializando sus marcas tradicionales pero, ¡ojo! en algún rincón del paquete aparecerá el origen Canadá y USA.

Sin embargo en España hay dos denominaciones de origen que amparan lentejas de calidad procedentes de la vecina comunidad. Las lentejas de La Armuña, en Salamanca, y las pardinas de la Tierra de Campos, una indicación geográfica que comprende los cultivos de diversos municipios de las provincias de León, Zamora, Palencia y Valladolid..

Las tres variedades españolas por excelencia son la castellana, también llamada lentejón por su tamaño mayor, las pardinas, de color oscuro y mucho más pequeñas, y las verdinas, que como su nombre indica, tienen una tonalidad verde.

Las lentejas solían ponerse a remojo desde la víspera, después de hacer una cuidadosa selección, . Hoy prácticamente no hace falta ni el remojo ni escudriñar en busca de cuerpos extraños. Han ganado mucho en calidad, pero mejor si son españolas.

Te puede interesar