Pasión por la cocina pegada a la tierra

Domingos González ha sabido mimetizar su cocina con el paisaje que lo rodea

Conocí a Domingos González, el jefe de cocina del balneario de Caldaria en Lobios cuando presentó a concurso en Vigo, una lamprea. Yo era miembro del jurado que presidía Luis Irízar y en verdad que había buenos platos a concurso, algunos de la zona lampreeira por excelencia que es la parte del Miño que pasa por las tierras del Condado. Pero, sin embargo hubo unanimidad a la hora de otorgarle el premio a este cocinero, entonces mucho más joven y bastante tímido. No lo volví a ver hasta casi quince años después. Esta vez ya en su territorio, Lobios, a pocos metros de donde emerge la fuente termal más caliente de España. Descubrí entonces a un hombre apasionado de su tierra, que es ese espacio natural compartido por Galicia y Portugal, que a un lado llamamos Xurés y al otro Gerês y comparten un paisaje que con razón se ha convertido en una reserva de la biosfera. También podría ser una reserva gastronómica de la que este hombre es uno de sus mejores valedores.

Cazador y naturalista (habrá quien me tache de hereje por unir ambos conceptos) ha sabido mimetizar su cocina con el paisaje que lo rodea y combinar la cocina más tradicional con arriesgadas y muy divertidas propuestas en las que convierte los callos limiaos en una suerte de coulant o prepara un lomo de ciervo con membrillo que merece la pena probar, al igual que el tradicional arroz con corzo que es uno de los platos emblemáticos de esa tierra ourensana de frontera.

Ya no me pareció tan tímido, al contrario, creo que lo que sucede es que desprende su elocuencia en cada plato que elabora.

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