SUCESO

Casimiro Cid: ‘No hicimos nada, pero yo creí que nos mataban'

photo_camera Casimiro Cid, con la cabeza vendada, y su hijo Casimiro, ayer en Verín

El hostelero de Verín, su hijo y un camarero se recuperan de las heridas causadas por un grupo de ambulantes, habituales en las ferias de la localidad y de Xinzo

"No les hicimos nada, sólo le dije que estaban molestando a los clientes y ya vinieron a por nosotros con extrema violencia". Estas son palabras del hostelero de Verín, propietario de la cafetería Lusco Fusco, agredido, junto con su hijo, también Casimiro, y un camarero, José Luis Basalo, tras el ataque recibido, sobre las ocho y media del pasado lunes, por un grupo de personas de etnia gitana -cuatro hombres, dos mujeres y dos niños- cuando estaban en plena faena en su negocio, situado en la calle Irmáns Moreno.

Los tres lesionados se recuperan en sus domicilios (la cafetería estaba ayer cerrada) tras ser atendidos en el Hospital de Verín. Casimiro Cid aún no acaba de creerse la pelea provocada por unas personas que entraron en el negocio cantando. "Hubo un momento en que estaban molestado al resto de clientes, les llamé la atención educadamente y cuando me di cuenta ya me percaté cómo uno de ellos golpeaba al camarero, junto a la caja registradora", apunta.

A partir de ahí, los agresores, según el relato de un testigo, un cliente que estaba en la cafetería, recurrieron a todo, desde sillas a botellas, vasos y servilleteros para golpearlos. José Luis Basalo y el dueño del negocio fueron los que salieron peor parados. A este último, según relató el testigo, lo inmovilizaron sujetándole los brazos las dos mujeres, mientras un hombre lo golpeaba sin ningún tipo de miramientos. Su hijo también resultó herido, pero sólo presenta una pequeña marca en la nariz y un corte en el cuero cabelludo.

El local estaba lleno de clientes pero todos, ante la violencia y gritos de los agresores, fueron abandonando el negocio; aunque, una vez fuera, alertaron a la Guardia Civil y a los efectivos sanitarios. "No les hicimos nada y creí que nos mataban, pero son cosas que pasan", lamentó el hostelero, que ayer acudía al centro de salud a que le curaran las heridas al tiempo que familiares suyos limpiaban el negocio.

Al lugar acudieron dos ambulancias y una patrulla de la Guardia Civil, pero los agresores escaparon. Según un testigo, uno de los menores se posicionó durante la pelea en la puerta e iba alertando de que había que largarse porque llegaba la Guardia Civil.

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