ENTREVISTA AL ALCALDE DE VERÍN

Gerardo Seoane: "Quiero que los vecinos vuelvan a ser ciudadanos y no clientes"

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photo_camera Gerardo Seoane.

El alcalde de Verín ha ejecutado gran cantidad de iniciativas en el corto período que lleva en el gobierno porque asegura que su objetivo es que Verín sea "aquella villa verde de los primeros años"

Cien días, porque el protagonista tomó posesión el 13 de junio, pero ocupó su sillón -de cuero inicialmente, aunque esta semana ha sido sustituido por una silla ligeramente más modesta y blanca como el color de su equipo- el lunes siguiente, 15 de junio. Sin embargo, parece que se ha consumido gran parte de la legislatura, a tenor de muchas de las medidas que se han iniciado y/o ejecutado en tan corto periodo de tiempo. 
Por enumerar alguna de ellas, revocación del contrato de estacionamiento regulado; rescisión de las concesiones de la lonja agropecuaria y del parking subterráneo -eso sí, ambas por causas de fuerza económica mayor-; despeatonalización del casco antiguo de la villa, cambio de ubicación de la guardería; distinta ubicación de la Feira do Viño; primera fiesta de la cerveza, etcétera. 

Parece que se han abierto las puertas y ventanas del Concello y un huracán puso todo patas arriba.

Son distintas maneras de hacer política. Nosotros hemos presentado una opción totalmente distinta. Somos partidarios de los servicios públicos, de la transparencia, de estar en la calle; somos partidarios de que el vecino participe porque el ayuntamiento tiene que estar a su servicio. Antes esto era un coto cerrado, antes la gestión del vecino no se hacía con su Concello, se hacía con una empresa. Hemos pasado de ser ciudadanos a ser clientes y, eso, hay que revertirlo.

Ese nuevo aire, ¿también se aprecia en la calle? 

Pienso que en la calle también hay otro rollo. Estás tomando café y la gente se acerca, creo que eso antes era impensable. Lo primero que creo que estamos consiguiendo es quitar el color político. A mí me da igual que el vecino milite o no en un determinado partido. Si hay que hacer algo, y se puede hacer, se hará; venga la solicitud de quien venga. Si los proyectos son interesantes, son interesantes para toda la población, no solamente para quien los propone. Lo que estamos intentando, y creo que lo estamos consiguiendo, es que todo el mundo participe, que todos se sientan con la libertad de participar en la vida municipal.

Vaya, que usted está huyendo un poco de las siglas, como buen independiente.

Los partidos, a las pequeñas ciudades, lo único que le hacen son putadas. Un partido, en un pueblo, lo que hace es polarizar a la población. No están exactamente al servicio del ciudadano, y eso en un ayuntamiento no se puede permitir. La realidad es que algunas veces se entra en una organización para hacerlo bien, pero en otras, en algunos casos, sólo se usan para lograr un puesto. No es mi caso, y pienso que las agrupaciones deberían realizar una reflexión para ver si su implantación en los pueblos pequeños favorece o no la vida social; creo que ésa es la primera labor que deberían de hacer. 

Por cerrar este capítulo, mucho se habló de que era el tapado del Partido Popular. Bastaba ver la corbata que lucía en el cartel.

(Risas) Entre la corbata roja y la azul, me quedo con la azul, sin dudarlo. No fue casualidad, no fue arbitrario, a mí me pega mejor la corbata azul; si los del Partido Popular también se la ponen, pues es su problema.

Supongo que habrá habido muy malos momentos en estos primeros 100 días al frente de esta responsabilidad. ¿Qué destacaría como lo peor?

Sin dudarlo, lo más asombroso es la cantidad de gente que me pide trabajo, y de todo tipo: jóvenes, adultos, mujeres. Entiendo que la mayoría es por desesperación... bueno, alguno se me ha acercado y me pregunta descaradamente si le enchufo al hijo, pero han sido casos contados. He de reconocer que hay mucha necesidad, que hace falta mucho trabajo en este municipio. Hay muchísima gente que está cercana a la jubilación y que necesita ese último año o año y medio para poder cobrar una pensión digna y no lo consigue. De esos casos, cientos. 

Pero, poco margen tiene un concello para solucionarlo.

Sí, sin duda. No podemos contratar por el plan de austeridad, pero sí podemos llegar a acuerdos con el Inem, como el que en estos momentos se tramita para llevar adelante la ejecución de la reforestación de la villa, con el que podremos dar esa opción a una decena de desempleados o perceptores de algún subsidio que se encuentren en esa situación. 

Difícil realidad la que me pinta.

Y no es el único colectivo. Hay otro, muy pero que muy numeroso de mujeres separadas, divorciadas, solteras con cargas familiares, viudas, que están al borde de la exclusión social en nuestro municipio. He de reconocer que no es que desconociese la realidad, pero sí que me he llevado una desagradable sorpresa porque no imaginaba que llegase a este alcance. Me ha sorprendido mucho la gente que ha llegado a esa puerta (señalando la de su despacho) prácticamente pidiendo, y no son los colectivos que habitualmente se nos vienen a la cabeza. No, gente normal con una necesidad que pensé que no existía.  

Por favor, hábleme de algo positivo en estos 100 días, que nos deja a todos desolados. 
 

Lo más positivo de todo ha sido el trato de la gente. Tuve una toma de posesión espectacular y el apoyo que he recibido y estoy recibiendo del pueblo es formidable. 

Como técnico y arquitecto, tendrá seguro una maqueta del Verín que quiere en la cabeza. Descríbala.

El otro día me decía el presidente de la Cámara Municipal de Chaves, que también es arquitecto, "Gerardo... si pudiéramos hacer en 15 días lo que tenemos en la cabeza...". Lo mío no es una maqueta, no sólo es construccción, es un proyecto mucho más global. Una villa no son puentes, vías o edificios emblemáticos. Nuestra localidad, cuando comenzó a ser conocida, a principios del siglo XX, lo fue porque era una villa en la que se respiraba un ambiente de ciudad tranquila, pero al mismo tiempo dinámica 

en cuanto al comercio. Lo primero que quiero hacer es devolverle ese esplendor, que Verín recupere esa imagen de villa verde que siempre tuvo.

Bien, ¿cómo pretende hacerlo?

Hemos comenzado la colocación de un millar de árboles. También quiero poner un especial interés en el cuidado del río, que para nosotros es fundamental, ya no sólo como espacio verde sino también como espacio económico. El turismo que llega a Chaves sigue la ribera del Duero y del Támega. Pero llega a Chaves y da la vuelta. Eso es lo que nosotros no queremos. Queremos que ese corredor siga las fuentes termales portuguesas y llegue hasta Verín.

¿Y el vino? Recuerdo que en la presentación de la feria le hizo una petición expresa al presidente.

Cuando le hablaba de una financiación específica, que es a lo que te refieres, quería decir que un viticultor cobra las uvas que vende dentro de un año y medio o dos. Si queremos que este sector crezca, debemos incrementar las hectáreas. Pero para plantar más viñedo, habrá que esperar mínimo tres años a que den su fruto. Con los dos que se tarda en cobrar la uva, son cinco. Eso necesita una política específica de financiación, no un banco. Tiene que ser una política impulsada desde la Administración. 

¿Y para el sector primario? ¿Algún plan específico?

Por supuesto, está ya en marcha con esa lonja agropecuaria virtual que se está impulsando desde la Eurociudad. Tenemos que aprovechar las condiciones de nuestro clima, que hace que nuestros frutos y productos lleguen más tarde al mercado que el resto. Esa ha de ser, además de la calidad que ya tenemos, nuestra ventaja competitiva. 

No dejemos de lado otra  potencialidad de Verín, el agua. 

Y no lo estamos haciendo. Es conocido que estoy reuniéndome con todas las industrias del sector. Quiero recuperar la cultura del agua para Verín, y quiero hacerlo con una marca indentitaria pero que traspase la frontera. Verín y Chaves deben promocionar de manera conjunta esta riqueza.  Y lo harán. Todos los balnearios tendrán un lugar donde recibir información, probar el agua, como antaño, y todos esos puntos de información estarán perfectamente identificados con un logotipo que será representativo de esa simbiósis luso-galaica. 

No quisiera pasar sin preguntar por la pareja de baile en este gobierno y por la oposición.  

Seré escueto. Con mi pareja, la de baile como dices, muy bien. El entendimiento es el que necesita Verín y, cómo no, sus aportaciones son muy tenidas en cuenta. Hay muchos puntos de confluencia. Con la oposición, concretamente con su líder, no tengo trato alguno. 

Veo encima de esa mesa de reuniones un montón de expedientes que supongo están en revisión.

Lo están, pero no acabarán todos, aunque pudiera, en los juzgados. No pretendo judicializar la vida política, creo que es malo para todos. Pero sí hay algún caso en que debo hacerlo. Hay temas en los que por lo menos la gente debe de saberlo. De ese montón, de alguno tendrá que saberlo -afirma señalando a la mesa en la que están acumulados-. Pero de ahí a judicializar una legislatura... ese no es mi estilo. Hay algún caso que es extraordinariamente grave y, además, llevarlo a los tribunales será la única forma de solucionar el problema que tendría el Concello, que es el de la concesión de los radares. ¿Con ánimo de venganza? No, con el ánimo de que los vecinos sepan cómo se hicieron las cosas.

Días atrás le escuché a su esposa en plena calle decirle que tenía que verlo fuera, porque en casa ni se le veía el pelo. No tiene dedicación pero me consta que no sale de aquí.

Es cierto, en mi casa ya he conseguido que me vean un poco más, pero por mi empresa voy muy poco. En estos momentos, estoy mucho tiempo dedicado al ayuntamiento. Tengo la fortuna de que mi personal son unos fuera de serie y en mi actividad privada ellos están dando el resto.

Un propósito para el día de la despedida de sus responsabilidades como alcalde. Y para concluir esta entrevista.

Quiero dejar instalado y para siempre que un Concello es una institución al servicio exclusivamente del ciudadano, no es la tribuna de nadie.
 

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