La modificación del servicio 065 ha dejado sin transporte a Sara, que deberá recorrer con su silla de ruedas los tres kilómetros que separan su casa del instituto verinense.
El microbús del 065 ya no para en el número 44 de la calle Rosalía de Castro de Verín. Desde el viernes, la joven Sara Barazal Villarino no puede valerse del Servicio Gallego de Apoyo a la Movilidad Personal para acudir a las clases en el Instituto de Educación Secundaria Castro de Baronceli de Queizás (Verín) como venía haciendo desde hace años.
La Consellería de Traballo e Benestar, tras una moratoria, procedió el pasado viernes a suspender el servicio que durante años ha permitido a la familia Barazal Villarino desplazar al centro a la menor, que está en silla de ruedas tras sufrir un derrame cerebral con apenas 15 días de vida. "Hace años que estamos así y ahora, a cuatro meses de que termine el curso, nos salen con esto. No lo entiendo, es una injusticia", asegura su madre, Rosa María Villarino, que no quiere ni pensar en como afrontará lo que resta de curso y el año de educación obligatoria que le queda a la joven sin el servicio de transporte adaptado. "Ahora está mi marido y la podemos llevar en la furgoneta, pero en marzo empezará a trabajar y la niña no puede ir todos los días a clase a la intemperie, porque además los cambios de temperatura no le hacen bien", reconoce la madre.
La medida de recorte del servicio comenzó el pasado mes de septiembre, cuando la Consellería de Traballo e Benestar advirtió a la familia de los cambios en el servicio y que la joven no podría hacer uso del mismo "ni los lunes, ni los martes", apunta la madre, si bien reconoce que tiene concedida una subvención de 600 euros anuales para el transporte "pero yo prefiero que no me den esa ayuda y me solucionen los desplazamientos al centro. Porque con ese dinero no me llega para pagar un servicio privado (taxi)", asegura.
Enseñanza obligatoria
El trayecto de apenas tres kilometros que antes hacía en autobús, "ahora, a pie, nos llevará media hora, sin contar con la lluvia o el calor que hará en junio", describía Rosa María Villarino, que ayer mismo reconocía sentirse impotente tras ver el microbús circulando por las calles de Verín. "A estos niños les están quitando todo, es una injusticia", lamenta esta madre verinense, que siente que la administración le está dejando de lado cuando "Sara está obligada a acudir al colegio hasta los 16 años y, si por algún motivo no acude, ya te están preguntando los servicios sociales. Pero ¿cómo va a acudir si nos quitan los medios?", pregunta indignada.
La situación que está atravesando la familia no es ajena a la menor que, a pesar de su minusvalía, percibe los cambios que la falta de transporte está ocasionando a su familia. "Ella nos mira con cara triste y nos toca de la mano, porque se da cuenta. Aunque no hable, es muy lista y así nos lo dicen sus profesores", destaca la madre, que asegura que "vamos a seguir hasta donde haga falta".
Un recorrido que, a priori, no se antoja nada fácil a tenor de las explicaciones dadas por el departamento que preside Beatriz Mato. Desde la consellería explican que el año pasado se acometió una reforma del servicio del 065 que "como non tiña un control exhaustivo, a xente o utilizaba para ir ó centro", reconocen. Dicha modificación incluyó un convenio con los centros dependientes de Benestar para subvencionar el trasporte de sus usuarios y se limitó el 065 a uso exclusivo para consultas médicas y servicios puntuales, "do que sigue gozando a menor", matizan.
En cuanto a las posibles soluciones para el transporte escolar de la joven, tanto Benestar como Educación, se limitan a recoger que dispone de una ayuda económica igual para todos y que lo fija una comisión en función de los kilómetros.
