Aumenta la represión en Honduras

Los militares cortan una de las calles que lleva a la embajada de Brasil. (Foto: Ulises Rodríguez)
El denominado Frente de Resistencia Popular pudo expresar este viernes en las calles su apoyo al presidente depuesto de Honduras, sin que se registraran incidentes violentos. Se trató de un acontecimiento prácticamente inédito desde el sorpresivo regreso de Manuel Zelaya al país, el pasado 21 de septiembre.
Hasta este viernes, la mayoría de las manifestaciones en contra del gobierno interino, que preside Roberto Micheletti, habían desembocado en enfrentamientos entre la oposición y las fuerzas de seguridad. Esto ha sido denunciado por la ‘resistencia’ como un ejemplo de la naturaleza represiva de las autoridades de facto.

Mientras, el gobierno interino insiste en que detrás de los manifestantes se esconden muchos vándalos, más interesados en saquear y robar que en hacer uso de su derecho a protestar.

Sea cual fuere la principal causa, el saldo de los enfrentamientos derivados del regreso de Zelaya hasta la fecha ya suma dos muertos, 18 heridos de bala y más de 92 lesionados, según el presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras, Andrés Pavón. ‘También llevamos más de 600 detenidos. Y si eso ha pasado en cuatro días, ¿qué puede pasar en cuatro meses?’, se preguntó.

La oposición también ha denunciado operativos nocturnos que incluirían allanamientos y arrestos ilegales. Y la decisión de las autoridades policiales de usar temporalmente un estadio -el ‘Chochi Sosa’para albergar a los detenidos durante las manifestaciones que siguieron al retorno de Zelaya, fue denunciada por algunos como una medida típica de una ‘dictadura militar’.

El Comisionado Nacional para los Derechos Humanos en Honduras, Ramón Custodio, explicó que la medida, si bien impropia, se había justificado por la falta de infraestructura de la Policía Nacional. ‘Y todas las personas fueron liberadas de inmediato’, afirmó.

Tal vez por eso, este viernes, en el estadio no quedaba ningún vestigio de su uso como centro de detención. Las únicas personas en su interior eran los jardineros que le daban mantenimiento al césped del jardín central.

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