La visita de la reina británica supone la normalización de relaciones tras la guerra de hace 90 años

Isabel II rinde homenaje a los independentistas irlandeses

Isabel II con algunos estudiantes del Trinity Collegee, en Dublín. (Foto: EFE)
Nada más llegar a la capital irlandesa, el conjunto verde que llevaba la reina Isabel II ya avanzaba el simbolismo que acompañaría a esta histórica visita.
Una de las primeras paradas de la monarca tras un siglo en el que la Corona británica no ha pisado Irlanda ha sido enmarcada como un gesto de reconciliación entre los dos países vecinos: La reina acudió al Jardín del Recuerdo de Dublín para rendir honores a los irlandeses caídos durante la guerra de la independencia contra Inglaterra. Pero no sólo de símbolos se ha constituido la jornada, también de fuertes medidas de seguridad, tras la amenaza de grupos disidentes del IRA.

Con todos los honores, la reina Isabel II y su marido, el Duque de Edimburgo, fueron recibidos en la base de Baldonell en el arranque de una visita de cuatro días a Irlanda, después de cien años sin que un monarca británico pise suelo irlandés. De hecho, el último viaje lo realizó su abuelo Jorge V, en el año 1911. El acto central de este martes ha llevado a la monarca a depositar una corona de flores en el Jardín del Recuerdo de Dublín, con la que ha pretendido mostrar la voluntad de reconciliación entre Irlanda e Inglaterra.

El 'God Save The Queen' ha sido la banda sonora obligada que ha acompañado a la reina a su llegada a Dublin que precedió el acto en honor a los irlandeses caídos en la guerra de independencia contra Reino Unido. Tras la ofrenda de flores, un minuto de silencio, la bandera irlandesa a media asta y, posteriormente, el himno nacional, se han sumado al recuerdo de las víctimas de la guerra.

Los cálculos de la oficina de Turismo irlandesa permiten avanzar que la publicidad generada por la visita real traerá consigo unos beneficios de 150 millones de euros. Además, esta visita precederá a la que la semana que viene realizará a Irlanda el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, una doble oportunidad que Irlanda confía en aprovechar para ganar notoriedad a nivel internacional y eliminarse en parte el estigma de haber sido uno de los países rescatados dentro de la zona euro.

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