Las joyas de la Corona cambian de marca

   No se sabe si la Reina de Inglaterra no quiere que se la relacione con la cantante norteamericana Christina Aguilera, pero lo cierto es que Buckingham Palace ha decido prescindir de los servicios de la que ha sido su casa de joyeros durante 160 años coincidiendo con el "fichaje" de la cantante como su imagen. Asimismo, en los últimos años se han producido novedades y cambios de tendencia en la conocida firma, Garrard.

   La Casa Real británica ha decidido despedir a la casa de joyeros más antigua del mundo, Garrard of Mayfair, según explicó en un comunicado recogido por OTR/Press. Había sido una relación muy longeva, ya que la monarquía británica ha contado con los servicios de Garrard durante nada menos que 160 años. Ahora, el nuevo responsable de las joyas será un negocio familiar ubicado al sureste de Inglaterra.

   Desde los días de la reina Victoria, en 1843, la familia real inglesa ha contado con esta prestigiosa firma de joyeros para la creación y el mantenimiento de las popularmente conocidas como 'joyas de la Corona'. No obstante, la firma últimamente está rompiendo con su imagen más tradicional con nuevas tendencias o cambios en su plantilla, como la incorporación de Jade Jagger, la hija del líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, como directora creativa en 1996.

   MANTENIMIENTO SEMANAL

   Pero no sería el único cambio en Garrard que podría haber llevado a la Casa Real británica a cambiar de joyeros, sino que un reciente fichaje para sus campañas de publicidad podría haber influido, el de la cantante norteamericana Christina Aguilera. Y no son las únicas novedades en la centenaria casa. El año pasado, Garrard se declaró insolvente y fue adquirida por el multimillonario Ron Burkle a través de su empresa Yucaipa Companies, un cambio de dueños al que siguió la apertura de una tienda en Beverly Hills.

   Buckingham Palace no hizo mención a ninguno de estos cambios ni dejó caer que hayan tenido que ver con el imprevisible cambio de rumbo tras 160 años de relación. Por todo motivo, la Casa Real alegó que "era tiempo de cambio".  

   Sea como sea, la cuestión es que a partir de ahora será Harry Collins, un negocio familiar situado en Tunbridge Wells, al sureste de Inglaterra, quién "meta mano" a las joyas de la Reina Isabel II en lugar de David V. Thomas, de la casa Garrard. Collins tendrá que viajar al menos una vez a la semana a la semana al Palacio de Buckingham para mantener en óptimo estado las joyas de la impresionante colección de Su Majestad.

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