NUEVOS LÍDERES

Justin Trudeau: ¿El Albert Rivera canadiense?

El nuevo primer ministro se dirige a los militantes del partido en la noche electoral
photo_camera El nuevo primer ministro se dirige a los militantes del partido en la noche electoral

La 'trudeaumanía"' cristaliza en la victoria liberal tras años de letargo y la aparición de un joven de 43 años que responde a la radiografía de un líder aseado.

Radiografía de un líder aseado: buen orador, telegénico, integrador y, por lo general, cercano al centro. Es la foto fija que comparte el nuevo premier canadiense, Justin Trudeau, con el último fenómeno político en España, Albert Rivera. 

Trudeau da la razón a la teoría de que líder no se hace, se nace. Con cuatro años, Richard Nixon alzó la copa para brindar por el “próximo primer ministro de Canadá”. Pero se nace líder de verdad si tu padre fue uno de los líderes más influyentes de la historia del país, Pierre Trudeau. Con Pierre, Canadá germinó un modelo federal —la especificidad de Quebec, los francófonos, exige cíclicamente repensar el esquema territorial del Estado, como en España— y llegó la Carta de Derechos y Libertades en 1982. El apellido Trudeau va indisolublemente asociado a los valores comunitarios que los distinguen de sus vecinos estadounidenses. Es la vieja Canadá. La de siempre.

Recomiendo Fuego y cenizas en la política, del profesor de Harvard, Michael Ignatieff, para comprender cómo intelectual no es sinónimo de líder, ni siquiera de victoria en las urnas, en base a la aventura del autor como candidato de un Partido Liberal que Trudeau hijo ha devuelto al redil tras obtener sólo 36 diputados en 2011.

Justin es el chico de las mangas en camisa, el tatuaje en el hombro, el boxeo y los posados semi-desnudo. Como Rivera. Es el candidato que frenó la pasokización de los liberales y evitó una cuarta derrota con una (otra) victoria ganando 150 escaños. Los mejores resultados, en la casa del nacionalismo quebequés. Como Rivera. 

El de Ciudadanos, eso sí, viene de la Barceloneta y no de los enmoquetados pasillos del poder que Justin correteó de la mano de su padre desde bien pequeño. Su aura de rebelde con causa quizá la heredó de su madre, Margaret, una Jacqueline Kennedy a quien precisamente se la relacionó con un hermano de JFK y con el líder de los Rolling, Mick Jagger. La paradoja: Pierre Trudeau mantuvo unida a Canadá pero no su matrimonio.

El nuevo primer ministro, no obstante, todavía no habla de contrato único ni de redefinir la atención sanitaria para los inmigrantes, como viene defendiendo Albert Rivera. Es más conocido, políticamente, por sus ayudas a la infraestructuras, su compromiso con el feminismo, el estudio de la legalización del cannabis y un giro a la política experior de su antecesor, el saliente y conservador Harper. Ha declarado su voluntad de acercarse a Irán y retirar su apoyo a la coalición occidental contral el ISIS. 

Rivera y Trudeau. Uno y otro son hijos de lo que ya conocemos como telecracia: política-televisión. Popular es el discurso del canadiense en el entierro de su padre. Rivera viene de los atriles. Concretamente de dos: de los de debate de competición, gracias a los cuales fue campeón nacional, y de la tribuna del Parlament catalán. 

No obstante, una diferencia todavía les separa, y mucho: uno ya ha ganado, el otro, veremos. 

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