CRÓNICA

“No es mi presidente"

Decenas de miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades de EEUU para protestar por la elección de Donald Trump como presidente y provocaron incidentes con la Policía, que acabaron el jueves con numerosas detenciones.

La capital de Estados Unidos, Washington DC, recibió con frialdad y protestas al presidente electo, Donald Trump, en su primera visita a la Casa Blanca. Durante más de media hora se instaló el habitual cordón de seguridad en el tramo de la Avenida Pensilvania del lado norte de la Casa Blanca, epicentro de las manifestaciones públicas en Washington, por lo que detractores de Trump, contados seguidores, turistas y curiosos se apelotonaron en el parque Lafayette.


Dos veinteañeras captaron la atención de todas las cámaras exhibiendo su cartel de "Que le jodan a Trump. #Nomipresidente", delante del cordón de seguridad y los agentes del Servicio Secreto. "No me representa. Ha alentado la violencia contra mí. Viniendo para aquí un tipo me ha dicho que me vaya del país. Este país es la única casa que conozco", cuenta Mobashra Tazamal, que emigró de Pakistán a Estados Unidos a los cinco años. "Soy musulmana, mujer, inmigrante. Donald Trump ha atacado a todas mis identidades", añade la joven activista, de 27 años.

“Una bomba de relojería"


A su lado, Kristina Bogos explica que hay varios grupos diferentes de manifestantes y algunas personas que se acercaron a protestar de manera espontánea, nada organizado. "Yo estoy aquí como estadounidense blanca en solidaridad con quienes no lo son. Yo no estoy en peligro, ellos sí. Trump ha dejado claro que si no eres blanco, no importas", afirma. "Es una bomba de relojería", añade indignada.


A pocos pasos, un seguidor de Trump discute con dos señoras mayores que dicen estar consternadas por la victoria del magnate inmobiliario. Matthiew Heart, en la treintena, intenta convencerlas de que den una oportunidad al presidente electo.
También en solitario se manifiesta Olivia Emerald, de 24 años. Hizo 15 horas de autobús desde Maine (noreste) para protestar en la primera visita del presidente electo a la Casa Blanca. "Esto no es mi Estados Unidos. Si tengo que hacer esto todos los días durante los próximos cuatro años, lo haré", dice, muy seria.


Cerca de ella empieza a acalorarse una discusión entre un hombre mayor blanco y unas jóvenes afroamericanas: él les conmina a que acepten a Trump como su presidente como él hizo con Obama, quien no le gustaba en absoluto.
Sin embargo, los miles de personas que salen a la calle desde el miércoles para gritar "No mi presidente", como Deborah Klaus, lo tienen claro: "No, no, no, oh, no. Por encima de mi cadáver. Nunca será mi presidente".


Las protestas más multitudinarias tuvieron lugar el miércoles en Nueva York, que se saldaron con al menos 65 personas detenidas, acusadas de diferentes cargos, desde alteración del orden público hasta resistencia a la autoridad. Convocados a través de las redes sociales, miles de personas marcharon por las calles de la ciudad hasta las cercanías del edificio Trump Tower. Al igual que ocurrió en otras ciudades del país, se escucharon gritos contra Trump y pancartas con mensajes como "No es mi presidente", "Nueva York odia a Trump" o "No perdamos la esperanza".


En Portland, los 2.000 concentrados, según la Policía, corearon: "No al KKK (Ku Klux Klan), no a EE.UU. fascista, no a Trump". En Los Ángeles, centenares de personas con banderas de EE.UU. y México y al grito de "manos arriba, no disparen", cortaron la carretera 101 de acceso a la ciudad.


La indignación no se detiene y desde la página "Not My President" en Facebook ya se ha convocado una gran manifestación en la capital del país para el próximo 20 de enero, día en el que el presidente electo, Donald Trump, tomará posesión del cargo.

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