SALUD DE FRANCISCO II

El papa Francisco revisa el protocolo funerario para los pontífices

El Papa Francisco en la misa del pasado Domingo de Pascua (EP).
photo_camera El Papa Francisco en la misa del pasado Domingo de Pascua (EP).

Dos velatorios le parecen excesivos, quiere uno, y con el papa en el ataúd “como en todas las familias”

El papa Francisco revisa el ritual fúnebre pontificio para que el cadáver de los papas deje de estar expuesto fuera del ataúd con el fin de que “sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia”.

“Estoy revisando el ritual con el maestro de ceremonias -Diego Ravelli- para que los papas sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia. Con dignidad, como a cualquier cristiano, pero no sobre almohadones. En mi opinión, el ritual actual estaba demasiado recargado. Eso de hacer dos velatorios me parecía excesivo. Que se haga uno solo y con el papa ya en el ataúd, como en todas las familias”, revela el pontífice en el libro “El sucesor” (Planeta) escrito por el papa Francisco en colaboración el corresponsal de ABC en el Vaticano, Javier Martínez-Brocal, que se publica el 3 de abril.

Francisco ya reveló en una entrevista el año pasado que quiere ser enterrado en la Basílica papal de Santa María la Mayor, donde ya se encuentran las tumbas de otros dos papas, Clemente VIII (fallecido en 1605) y Pablo V (1621). Tampoco se celebrará el ritual de cierre del ataúd.

Francisco también explica en el libro que se enteró por medio de un enfermero del empeoramiento de salud de Benedicto XVI y que cuando fue a despedirse del papa emérito el médico recriminó al enfermero diciéndole que era “un chivato, acusándolo con tono despectivo”.

“La mentalidad de los médicos era mantener todo cerrado. De alguna forma, me hizo caer en la cuenta de que tenían a Benedicto casi bajo custodia”, asegura Francisco. Benedicto XVI no dejó disposición sobre cómo informar sobre su fallecimiento, pero el papa comenta que él nunca se enteró “de nada”. “

“Limitaron" a Benedicto

Por otro lado, asegura que ciertas personas del entorno de Benedicto XVI -sin nombrarlas- “aprovechaban la menor ocasión para morderle” y asegura que, durante los últimos años, cuando vivía recluido en oración en el Monasterio Mater Eclesiae, “limitaron sus movimientos” y lo “fueron cercando”.

“En algunos casos, ciertas personas se aprovecharon, quizá sin mala intención, y limitaron sus movimientos. Lamentablemente, de alguna manera, lo fueron cercando. Era un hombre muy delicado, pero no débil, era fuerte. Pero ahí, consigo mismo, era humilde y prefería no imponerse. Así que sufrió bastante. Y nosotros lo veíamos”, afirma

Francisco también revela que un día se presentaron en el convento Mater Ecclesiae, donde pasó sus últimos años el papa emérito, un grupo de personas con la intención de hacerle a Francisco “prácticamente un proceso”. “Me acusaron ante él de que yo promovía el matrimonio homosexual. Benedicto no se agitó, porque sabía perfectamente lo que yo pienso”, dice el Papa.

La situación le ayudó a comprender que tenía allí personas “medio tapaditas” que aprovechaban la menor ocasión para morderle. “Él siempre me defendió”, agrega. De hecho, asegura que mantuvo “una relación muy profunda” con él.

Bendición a los homosexuales

Por otro lado, el papa se refiere a la Declaración “Fiducia supplicans sobre el sentido pastoral de las bendiciones”, publicada el 18 de diciembre de 2023, con la que se establece que es posible impartir informalmente la bendición a parejas casadas civilmente o a parejas de personas homosexuales, siempre que no se confunda con una boda.

El papa afirma que le duele que haya obispos, sobre todo del continente africano, que hayan rechazado esta apertura e incluso defendiendo que no pueden aplicarla sin causar escándalo.

“A mí me duele un poco todo eso. Quizá no se comprende que yo sea tan desordenado, porque soy desordenado. Tendría que ser más cuidadoso en eso”, asegura Francisco.

Con todo, señala que “no puede ser estático” y que muchas cuestiones de dogma y de moral “que se han clarificado en el último siglo”. Pone como ejemplo que “en el pasado, la esclavitud estaba permitida por la moral católica, y ahora es pecado”.

También revela que a Benedicto XVI le preocupaba el camino sinodal de la Iglesia en Alemania, pero que hablaban “con mucha libertad”. “Tenía esa capacidad de  ayudarme a tomar una buena decisión. Nunca decía: No estoy de acuerdo”, destaca.

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