¿Se imaginan la cara del niño cuando observó que su juego favorito no estaba en su lugar? Hay que ser crueles para ensañarse con el pequeño 'caballito', arrancarlo de su sitio y dejarlo tirado en una esquina, en la Praza de As Mercedes de Ourense.
Si es impagabla la sonrisa de un niño, rompe el alma contemplar su lloros de desesperación.