La Xuntanza dos Maiores apenas reunió a 10.000 personas, siendo generosos con el cálculo. El alcalde de Carballiño lo achaca a la crisis, pero los asistentes también dicen que la Xunta no financió por primera vez el transporte.

Los mayores se quedaron en casa

Mesas vacías de comensales. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Eran pocos y decían sentirse apesadumbrados por el espectacular descenso de asistentes a la Xuntanza dos Maiores, que ayer celebró su 35 edición en el Parque municipal de Carballiño.
Se esperaban 300 autobuses y más de 20.000 personas, pero finalmente el concejal de Tráfico, Emilio Carballeda, señalaba que eran 60, que por las 60 plazas de cada uno, revelan un estrepitoso fracaso. Claro que el alcalde, Argimiro Marnotes, reconociendo la 'debacle', también puntualizaba que 'si o pasado ano houbo 20.000 personas, este hai polo menos a metade'. Lo achacaba a la crisis, a que muchos mayores tienen que sostener las familias de sus hijos en paro, pero los pensionistas, además, se referían a que por primera vez la Xunta no financió el transporte, que corrió íntegro a cargo de los usuarios.

El dato aportado por el regidor no era muy optimista, pero todavía lo era menos el que constataban otras fuentes que hablaban de tan sólo 43 autobuses, si bien los responsables de la Xunta, organizadora del evento, en su comunicado oficial apuntaban, con muchas dosis de optimismo y pocos datos, la presencia de más de 20.000 personas.

Ante las caras 'largas' de hosteleros ambulantes, vendedores y pulpeiras, que reconocían un negocio muy inferior al de pasadas ediciones, la fiesta discurrió con música del grupo A Roda, mucho baile y buena gastronomía. Las autoridades daban la bienvenida a los asistentes y Marnotes aprovechaba para instar públicamente a la Xunta 'para que esta festa non decaiga, porque merece seguir no Carballiño'.

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