Un vecino impide el paso de la red mientras otro no derribe un muro que dificulta la circulación

Rencillas entre dos familias retrasan siete años el alcantarillado en un pueblo de Carballiño

Las piedras amontonadas frente al ‘cabaceiro’, motivo del enfrentamiento entre familias. (Foto: Martiño Pinal)
El Concello de Carballiño, siguiendo el plan de saneamiento integral del medio rural, pretende rematar las obras de alcantarillado que inició hace más de siete años en el pueblo de Bagarelas. Cuando la red alcanzaba la mitad de las casas un vecino no permitió el paso de las tuberías por su finca hasta que otro (que está sin saneamiento) no derribase un pequeño muro que obstruye el paso a vehículos grandes, incluidas las ambulancias. El Concello actúa de intermediario, pero el acercamiento resulta difícil.
El enfrentamiento de dos familias impide al Concello de Carballiño concluir las obras de dotación de la red de saneamiento en la localidad de Bagarelas. Las rencillas entre ambos vecinos se arrastran desde hace mucho tiempo y lo que resulta sorprendente es que están ocasionando importantes perjuicios no sólo para ellos mismos sino también para el resto del pueblo.

Bagarelas es una aldea que está situada en la sierra de A Madanela. El número de residentes habituales no sobrepasa las seis familias, si bien otras cuatro también acuden casi a diario o durante los fines de semana al pueblo. Por ese motivo, no es de extrañar que en la última reunión convocada por la concejala de Medio Rural, María José Pérez, para intentar resolver el problema, asistieran la práctica totalidad de los vecinos.

Sin embargo, pese a la mediación de la edil, de momento el acercamiento entre ambas partes todavía no se ha producido.

Siete años

El Concello de Carballiño había iniciado hace más de siete años las obras del alcantarillado. No obstante, cuando la red ya alcanzaba más o menos a la mitad de las viviendas, las autoridades se encontraron de frente con el conflicto vecinal. Uno de los vecinos se negó rotundamente a dejar pasar las tuberías por su propiedad, mientras otro no procediera a derribar un pequeño muro que dificulta el acceso de vehículos a tres casas, entre ellas, una que es de su propiedad.

El pequeño muro, que apenas levanta unos pocos centímetros del suelo, está situado en la curva de un camino, cercado al otro lado por un gran cierre de piedra, que rodea una de las viviendas de la localidad.

Por ese motivo, la solución más fácil, según opinan algunos vecinos, consiste en derribarlo, para que ‘poda pasar un camión de extinción de incendios ou unha ambulancia, porque difícilmente o fai un utilitario’, apuntaron los afectados.

Los propietarios consideran, por el contrario, que ‘aínda que se derribe os camións non poden acceder a súa casa’, aunque añadieron que ‘se nos deixa pasar o alcantarillado tiraremos as pedras’. El Concello, que tiene la intención de concluir las obras, intenta actuar de intermediario, y María José Pérez ya ha mantenido varios encuentros con los vecinos, cargados de mutuos reproches.


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