El alcalde afirma que no se pueden paralizar las obras porque se incurriría en un delito de prevaricación

Un sistema de regulación del suministro de gas genera protestas vecinales en el centro

Los vecinos rodearon la zanja en la que se ejecutan las obras. (Foto:  Martiño Pinal)
Vecinos de la calle peatonal de Carballiño intentaron detener la instalación de un sistema subterráneo de regulación del gas ciudad. Les preocupa el riesgo de explosión, mientras el alcalde les comunicó que cuenta con todos los informes favorables.
Cerca de medio centenar de vecinos de la calle Tomás María Mosquera (último tramo de la peatonal) intentó ayer paralizar las obras de instalación de un sistema de regulación de la presión del gas ciudad en el acceso que comunica con la Praza das Galiñas. Se concentraron alrededor de las vallas de protección de la zanja e instaron al jefe de obras a detener los trabajos. Los habitantes del entorno consideran peligroso el contenedor de grandes dimensiones que allí se enterró y que protege la maquinaria, por quedar situado entre dos edificios con apenas dos metros de separación. El jefe de obras, sin embargo, se negó a detenerlas, insistiendo en que ya había dado las explicaciones oportunas al Concello.

El cartel de prohibido fumar, peligro de incendio, advirtió a los viandantes del riesgo que suponen estas obras. Por ese motivo, el encargado avisaba a los manifestantes de que ‘si les ocurriera algo sería su responsabilidad’, al mismo tiempo que les informaba de los pequeños escapes de gas que se estaban produciendo con motivo de los trabajos.

Cuatro policías locales se colocaron en el interior del recinto de protección para impedir el paso de los manifestantes, que en breves minutos recibieron una llamada del alcalde Carlos Montes. El regidor informó a los afectados que las obras cuentan con los informes técnicos y jurídicos, además del visto bueno de la comisión municipal informativa. ‘É un sistema de seguridad para evitar riesgos y fugas, que non implica ningún problema’. Asimismo, les comunicó que no existe la posibilidad de explosión, que allí no se acumulará el gas y que si el Concello no permite las obras incurriría en un delito de prevaricación, por ser legal y de interés público.


Descartada otra posible ubicación

Los afectados no sólo mostraron su desconfianza y temor por la ubicación del contenedor sino que también se quejaron ante el alcalde por la falta de información. 'Si convocan ós veciños para facer un paso elevado ou arranxar as aceras con máis motivo o deberían facer por esta instalación que é unha auténtica mole e nunca máis nos vai a permitir estar tranquilos', apuntaron.
Finalmente, salieron 'derrotados' de la Alcaldía, después que Carlos Montes descartase un posible cambio de ubicación, insistiendo en que 'non se poden paralizar as obras sin ter unha base xurídica de apoio'.

Te puede interesar