Los tramos de la antigua carretera entre Carballiño y Ribadavia (OU-210) que atraviesan núcleos habitados de la parroquia de Partovia todavía carecen de las medidas de seguridad que vienen reivindicando los vecinos desde hace 20 años. Así, apuntan la ausencia de aceras y alumbrado en varios puntos, como es el caso entre Torrón y Refoxo y entre esta localidad y O Porto de Eguas.
Por otra parte, notan la falta de pasos de cebra elevados en toda la zona. 'Os conductores aproveitan a forte pendente para pisar o acelerador e temos medo de que haxa un accidente grave', señala Emilio García, que reside en Refoxo. Este vecino indica, al respecto, que 'nestes pobos hai xente moi maior que se ve na obriga de camiñar entre o asfalto e os muros'. La asociación de vecinos de Partovia se había reunido con el anterior delegado de Política Territorial de la Xunta, pero el compromiso de mejora de la seguridad no fue llevado a la práctica.
Los vecinos reconocen que 'non están os tempos para gastar cartos, pero hai máis alternativas'. Entre ellas, solicitar de la Subdelegación del Gobierno y de la Jefatura Provincial de Tráfico la instalación de radares fijos para el control de la velocidad de los vehículos que pasan por la OU-210. 'Hai tres anos, viñeran unhas patrullas con radares móbiles, pero non voltaron por aquí', recuerda Emilio García.
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El problema se agrava durante los fines de semana, ya que son muchos los jóvenes de los municipios limítrofes (San Amaro, Cenlle y Leiro) los que utilizan esta carretera como enlace para divertirse en la villa del Arenteiro. En estos casos, los conductores exceden los límites de velocidad e incluso realizan competiciones entre ellos, según apuntan los afectados.
Emilio García ya había trasladado estas peticiones al seno de la Corporación, cuando era concejal del PP en el anterior mandato. Sin embargo, y a pesar de que fue aprobada una moción en ese sentido, el Concello carballiñés no realizó las gestiones necesarias ante la Xunta, que es la titular de la antigua carretera. Por ese motivo, los afectados se han vuelto a dirigir a las autoridades competentes para que de una vez por todas adopten las medidas encaminadas a reducir la situación de peligro en la que se encuentran.
Los vecinos reconocen que 'non están os tempos para gastar cartos, pero hai máis alternativas'. Entre ellas, solicitar de la Subdelegación del Gobierno y de la Jefatura Provincial de Tráfico la instalación de radares fijos para el control de la velocidad de los vehículos que pasan por la OU-210. 'Hai tres anos, viñeran unhas patrullas con radares móbiles, pero non voltaron por aquí', recuerda Emilio García.
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El problema se agrava durante los fines de semana, ya que son muchos los jóvenes de los municipios limítrofes (San Amaro, Cenlle y Leiro) los que utilizan esta carretera como enlace para divertirse en la villa del Arenteiro. En estos casos, los conductores exceden los límites de velocidad e incluso realizan competiciones entre ellos, según apuntan los afectados.
Emilio García ya había trasladado estas peticiones al seno de la Corporación, cuando era concejal del PP en el anterior mandato. Sin embargo, y a pesar de que fue aprobada una moción en ese sentido, el Concello carballiñés no realizó las gestiones necesarias ante la Xunta, que es la titular de la antigua carretera. Por ese motivo, los afectados se han vuelto a dirigir a las autoridades competentes para que de una vez por todas adopten las medidas encaminadas a reducir la situación de peligro en la que se encuentran.
