Tres mil barcos de papel procedentes de diversos países navegaron ayer por el río Miño en defensa de una enseñanza pública de calidad. Niños y mayores participaron en una jornada reivindicativa

Barcos de papel por la Educación

Los barcos fueron arrojados al Miño desde el pantalán del Parque Náutico de Castrelo de Miño. (Foto: FOTOS: JOSÉ PAZ)
La convocatoria de Castrelo de Miño para botar barcos de papel en el río Miño, reivindicando con este gesto simbólico una educación pública de calidad, desbordó las expectativas de los organizadores, con la participación de numerosas asociaciones de padres de muy distintos lugares de Galicia, que se sumaron a esta iniciativa reivindicativa pero también festiva.
Las redes sociales se convirtieron en el enlace principal de cientos de personas sensibilizadas con la defensa de la enseñanza, traspasando las fronteras de Galicia y España, porque, contra todo pronóstico, llegaron barcos procedentes de países como México, Italia, Bélgica, Finlandia, Francia, Argentina e Inglaterra.

'Foi un xesto solidario de xente deses países, porque a maioría non proceden de emigrantes, como poidera pensarse', puntualizaba el alcalde de Castrelo de Miño, Xurxo Rodríguez, en relación a la sorprendente respuesta de extranjeros.

De esta forma no fue difícil que en apenas tres semanas, no sólo se superaba el reto de los 1.000 barcos, sino que se triplicaba alcanzando los 3.000, que cubrieron de colorido el Miño, en el entorno del pantalán desde el que los soltaron los niños.

Todo estaba bien pensado, y lógicamente, un acto reivindicativo no podía ser la causa de contaminación de las aguas, así que la agrupación local de Protección Civil se encargaba poco después de recoger los barcos con una red.

La idea surgió de Palmira Castro, una ex trabajadora del Concello de Castrelo de Miño, que también se sumaba a la experiencia junto con la Asociación de Nais e Pais de este municipio.

La iniciativa puesta en marcha al mediodía de ayer, coincidiendo con la celebración de la feria mensual en Castrelo de Miño, está inspirada en el cuento de Sadako sobre la tradición japonesa de que se concede un deseo a quien lo pida con mil grullas hechas de papel. Desde 1999 sirve para reivindicar la paz cada 6 de agosto, coincidiendo con el mismo día del año 1945 en que fue lanzada la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hirosima.

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