La escuela teatral ribadaviense, a prueba de covid

Rosa Puga Dávila siempre fue una niña bastante tímida. Cuando acabó COU, su padre la llevó a Ourense a junto un amigo que trabajaba como orientador. Fue allí cuando, sin pensarlo demasiado, dijo que quería ser actriz. Su padre la apuntó en la Real Escuela Superior de Arte Dramático(RESAD) para hacer las pruebas, pero ella se echó atrás y como mostraba inquietud desde pequeña por la escritura, terminó estudiando periodismo en Salamanca. Más adelante, trabajó como periodista en Madrid y después de un tiempo, parte del dinero que ganó con su trabajó decidió invertirlo finalmente en estudiar teatro. Lo que empezó como una afición, con el paso del tiempo se convirtió en su pasión y profesión, hasta tal punto que decidió dejar su trabajo como periodista para centrarse de lleno en el teatro. A pesar de llevar ya muchos años dedicándose a ello, no ha parado de formarse. Hasta hace algo más de un año, seguía estudiando. Vivía en Madrid, pero echaba de menos la naturaleza de Galicia y sobre todo estar con su familia. Durante el tiempo que vivió en Madrid, pasó año y medio yendo y viniendo todos los viernes a Galicia para dar clases de teatro en el aula de teatro de A Cañiza, que lleva ya 11 años en funcionamiento. Después de esta experiencia, pensó que sería bonito hacer algo parecido en su Ribadavia natal, cuna del teatro en Galicia con eventos como la Mostra Internacional de Teatro. Presentó su proyecto y el ayuntamiento mostró una muy buena disposición desde el principio, así empezó la Escuela Municipal de Teatro de Ribadavia. Con la llegada de la pandemia y las nuevas restricciones, la escuela ha tenido que hacer varias pausas en su actividad, pero todavía continúa muy viva. Las clases cuentan con un protocolo específico dentro del aula y mantienen las medidas de seguridad en el Auditorio de la Casa de la Cultura de Ribadavia, con amplio espacio. Todas las clases son los viernes. El primer grupo es el de Primaria y va de 16,00 a 17,30 horas, el segundo grupo es el de Infantil y va de las 17,30 a 18,30 horas, el tercer grupo es el de Secundaria de 19,00 a 20,30 horas y el último grupo del día es el de adultos de 20,30 a 22,00 horas. Rosa comenta que el grupo de Secundaria tiene una gran vocación, esto le hace estar muy ilusionada con el proyecto y le da fuerzas para seguir adelante a pesar de las dificultades que presenta la actual situación epidemiológica. Paso a paso A pesar de las adversidades, poco a poco el proyecto va tomando forma y espera que en un futuro la semilla que están dejando sus clases crezca y se convierta en un proyecto consolidado. Rosa dice que siempre tiene que haber un germen y a partir de ahí, comenzar a trabajar y progresar. Los alumnos con los que cuenta a día de hoy, están muy motivados y esa motivación es contagiosa, señala. Dice que es muy bonito verlos así, con "esos impulsos de ilusión e ganas de facer". A pesar de que nunca se había planteado dar clases de teatro, está muy contenta. Siempre fue más de aprender que de enseñar, por lo que "non hai unha clase á que vaia tranquila", siempre va con ese nervio, igual que el de antes de cada actuación. Ese nervio previo, que se convierte en satisfacción una vez que llega a casa. Cree que el teatro debe ser difundido, ya que ayuda a descubrir muchas cosas de uno mismo. Le gustaría que la gente se animase a probar el teatro en general, donde sea: la asociación del pueblo, de vecinos, iglesias…"o que sexa". Cree firmemente que todo el mundo debería de probar el teatro. "A ninguén lle fai mal xogar, e máis a idades adultas, que xa o esquecemos un pouco", subraya.