La pandemia supuso un auténtico antes y después. Si bien existe un sentimiento generalizado de tiempo perdido, algunas personas tuvieron la oportunidad de desarrollar su creatividad y llegar a crear auténticas obras de arte. Este es el caso del argentino Patricio Mango Rumbo y su proyecto Rumbo Arte.
Patricio vive junto a su pareja Alba en la pequeña localidad de A Veiga, en Carballeda de Avia. Llegaron a España justo un mes antes de la pandemia, que los dejó encerrados en la casa de la familia de ella en Poio. Él, que justo antes de dejar Buenos Aires ya había comenzado a hacer algún pequeño proyecto, vio su oportunidad de desarrollarlo. Así, con metales encontrados en el garaje y maderas que encontraba en la ría frente a la casa, comenzó a crear pequeños peces y animales marítimos.
“Desde pequeño siempre me gustó armar y desarmar cosas. Además, yo hago teatro desde casi toda mi vida y al final me decanté por el de títeres y teatro de objetos. La parte plástica siempre me gustó mucho y encontré en la costa la motivación para empezar con Rumbo Arte”, cuenta sobre la raíz de esta idea.
El afianzamiento de este proyecto se da cuando, a través de unas fotos subidas a Facebook, el restaurante Chinchorro, especializado en mariscos y pescados y ubicado en la Ría de Aldán, lo contacta para hacer una exposición en este, que se vendió completa. Esto le dio el impulso necesario para abrir un Instagram y crear la marca. A día de hoy, además de vender sus piezas por Internet, celebra su cuarta exposición en el mencionado restaurante, además de haber participado en la Feria de Nadal de Santiago y contar con otra exposición en Menorca.
Hace algo más de un año que se mudaron a A Veiga, ya que les interesaba conectar con el rural y su pareja tenía familia también en el Ribeiro, lo que también ha llevado a Patricio a experimentar con otros animales o maderas, como el roble o la vid.
Pese al incipiente éxito de la marca, el artista complementa su arte con el trabajo en el campo y da clases de teatro en A Cañiza.
