La ciudad presume de termas pero el escaparate de esta riqueza, en la práctica le resta puntos. Porque los accesos a las pozas desde la N-120 son una auténtica tortura para los usuarios.

Acceso infame a las termas

La zona de aparcamiento no cuenta con ninguna señalización. (Foto: Miguel Angel)
De “camino de cabras”. Así definen algunos usuarios el primer acceso al parking de la zona termal que se encuentra en la N-120 en dirección a Vigo. Un gran cartel a su entrada indica a los visitantes la ruta de acceso a la zona de estacionamiento ubicada en la margen derecha del río Miño.
A partir de ahí, unos metros de carretera asfaltada pero a los que sigue una pista de tierra con baches que dificultan enormemente la conducción, aseguraron los usuarios y lo muestran las fotografías.

Un hoyo sigue a otro, y a otro, y son imposibles de esquivar, incluso para los más hábiles. A la par, los conductores optan por acercarse a los bordes de la pista, pero se encuentran con maleza que raya los vehículos; situación que se repite en el caso de cruzarse con otro coche que circule en sentido contrario. En la misma carretera existe otra entrada a la zona termal pero en la que se repite la misma situación.

Desde el Concello de Ourense, mientras, descartaron emprender acciones a corto plazo en la zona afectada que desemboca en el paseo fluvial a la altura del Muiño da Veiga. Sin embargo, dicen ser conscientes de esta realidad y matizan que el pasado 21 de septiembre de 2011 el Concello contrató la redacción del anteproyecto para la construcción del Bulevar Termal, a cuyo desarrollo se vincula la mejora de los accesos a las pozas, que mejorará la accesibilidad a las zonas termales. Tendrá una longitud de unos dos kilómetros, sería abierto al tráfico rodado, con zona arbolada, carril bici y aparcamientos.

Claro que en la Administración municipal no concretaron fechas 'al encontrarse pendientes de recibir financiación', lo que empeora las previsiones de esta infraestructura, dada la situación económica, y tampoco confirmaron la limpieza de la zona.

Los visitantes también echan de menos alguna que otra señal puesto que, una vez el vehículo en la explanada, aparcan por intuición, ya que ninguna señal indica la posibilidad de estacionar ni se el coche va a ser multado por hacerlo.n

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