El aludido lo denunció este mes en dos ocasiones por ‘amenazas, calumnias e injurias’ desde prisión

El acusado del crimen de la brasileña inunda su pueblo de cartas declarándose inocente e inculpando a otro hombre

Ramón Fernández, en el Pazo de Xustiza de la ciudad.  (Foto: Xesús Fariñas)
Ramón Fernández Álvarez no sólo responderá ante la justicia del crimen de la brasileña María do Socorro Silva. Otro vecino de Riobóo (Cenlle), en un principio detenido porque Fernández lo inculpó mendazmente en la muerte de la joven que ejercía la prostitución, lo ha denunciado ya en dos ocasiones por las cartas remitidas desde la cárcel en las que no sólo, según su versión, lo calumnia sino que lo amenaza veladamente con recibir un ‘regalo’ aprovechando la salida de dos internos en octubre.
Los vecinos de Riobóo (Cenlle) llevan semanas recibiendo cartas en las que Ramón Fernández, imputado en el crimen de la joven brasileña María do Socorro Silva, se declara inocente e inculpa a su convecino Antonio M.G. (70 años). Hasta el propio aludido y su nieta han figurado entre los destinatarios de las misivas, remitidas desde el centro penitenciario de Pereiro.

Las respuesta de Antonio M.G. no se hizo esperar y ha presentado dos denuncias en el Juzgado mixto de Ribadavia por injurias, calumnias y amenazas. Así, según pudo saber este diario a través de fuertes cercanas al denunciante, en la cartas se le dice que ‘en el mes de octubre saldrán de prisión dos amigos suyos que le harán un regalo sorpresa’. La letrada que representa a Antonio M.G. acaba de solicitar a la juez la intervención de las comunicaciones por carta de Ramón Fernández a modo de medida cautelar para que cese el envío de correo atentatorio contra su reputación.

Archivo

Asimismo, ha reclamado al juzgado el archivo de la imputación de su cliente en la muerte de la prostituta tras conocerse el informe del Instituto Nacional de Toxicología que echa por tierra la versión de Ramón Fernández. Las pruebas de ADN determinan que la mujer mantuvo relaciones sexuales el día de su muerte, el 10 de febrero de este año, con el principal inculpado y no con Antonio M.G, tal como sostenía Fernández en un intento desesperado de librarse de responsabilidad en el crimen de la joven que ejercía la prostitución en la ciudad.

Esta última prueba será prácticamente una de las última incorporadas a la instrucción del sumario, ya que finalmente no será un tribunal con jurado el que vea esta asunto al tener en cuenta la instructora la petición de la acusación particular.

Los peritos concluyen que es consciente de sus acciones

Otra de las claves de la instrucción, al margen de los análisis genéticos de los vestigios biológicos hallados en el cadáver de la mujer, es la pericial psicológica tendente a determinar la salud mental del principal sospechoso del crimen de María Socorro Silva con dos tiros de escopeta. Fernández, en el momento de la detención, había dado muestras de conductas autolíticas, con dos tentativas (en el garaje de su vivienda y en un puente). Su inestabilidad quedó en evidencia a posteriori ya que fue cambiando de versión hasta en tres ocasiones. Pasó de autoinculparse en la muerte de la joven -porque le había exigido más dinero del convenido- hasta acusar a un vecino de bodega, Antonio M.G. No obstante, la pericial psiquiátrica incorporada al sumario por homicidio y tenencia ilícita de armas determina que Ramón Fernández es plenamente consciente de sus acciones, entendiendo la ilicitud de las mismas, al margen de la depresión que arrastra. En las cartas que hizo llegar al vecindario describe, al hilo de esa versión maquinada por él mismo, cómo Antonio M.G. mantuvo relaciones sexuales con la joven, un supuesto que quedó desmentido con las pruebas de ADN.


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