Candidatura de la Ribeira Sacra como Patrimonio mundial: casos similares en el mundo

Alemania y Noruega
photo_camera Alemania y Noruega

El sistema del agua de Augsburgo o el complejo de Rjukan-Notodden figuran en el listado que elabora la Unesco, al que quiere acceder la Ribeira Sacra

El nuevo planteamiento de la candidatura trata de poner en valor la “cultura hídrica” de la Ribeira Sacra. El territorio está colmado de molinos, canales y puentes que llevan siglos en pie. Pero también las centrales hidroeléctricas contemporáneas, uno de los puntos en los que fue más duro el Icomos, el órgano que asesora a la Unesco en materia de Patrimonio.

La óptica con la que se relanza la propuesta de la Ribeira Sacra no obvia la presencia de los embalses, sino que los reivindica como parte de esa cultura hídrica. El interés cultural de la industria no sería una novedad si se incluye la Ribeira Sacra en la lista. Ya existen ejemplos de Patrimonio de la Humanidad relacionados con ella. En la lista de la Unesco figura, por ejemplo, el complejos industrial de minería de carbón de Zollverein, en Alemania. También el de Ivrea, en Italia, donde se asentaba la célebre fabricante Olivetti, conocida por la producción de máquinas de escribir. 

En Alemania

Sin embargo, existe un espejo todavía mejor para reivindicar la cultura hídrica de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad. El listado incluye el sistema de gestión del agua de Augsburgo, en Alemania, que comprende infraestructuras de los siglos XV y XVII pero también presas contemporáneas destinadas a la producción de energía. “Las innovaciones tecnológicas relacionadas con el agua han hecho de Augsburgo una ciudad puntera en el ámbito de la ingeniería hidráulica”, esgrime la Unesco en su página oficial.

En Noruega

Más al norte, en Noruega, el sitio de Rjukan-Notodden también es Patrimonio mundial. La Unesco incorporó en 2015 sus centrales hidráulicas, tendidos eléctricos y redes de transporte. El complejo está enclavado en un abrupto paisaje orográfico. En este caso, la Unesco destaca “la integración excepcional” de las instalaciones industriales en el paisaje.

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