Andrés Santeiro (Ourense, 1979) inauguró ayer en el Simeón su muestra A sombra dos soños, en la que exhibe los trabajos de sus últimos cuatro años de trayectoria.
Con tan sólo 29 años, la obra del artista ourensano Andrés Santeiro ya ha recorrido buena parte de los espacios expositivos de Galicia y Portugal. Las paredes del Centro Cultural de la Diputación ya habían presenciado su arte, aunque no con la importancia que debiera, por lo que la entidad provincial ha decidido dedicarle una exposición retrospectiva que ocupa la sala principal de exposiciones del recinto. En su obra, basada en el realismo estético, se pueden encontrar desde originales bodegones, hasta referencias al arte sacro y al ambito rural de Galicia.
¿Cuál es el principal mensaje de sus obras?
Es una plasmación de mis emociones y vivencias y de lo que siento y he sentido como ser humano. La pintura es un lenguaje plástico, por eso juego con las formas y los colores, con todos los elementos que tengo en mi mano, para conseguir emociones y a su vez obras que me hagan sentir bien. Yo busco que la pintura sea algo intuitivo y sensorial, no busco imitar una fotografía.
¿Por qué realismo y no abstracción?
Trato de desprenderme del realismo neto para adentrarme en el realismo onírico con elementos imaginados y un tanto fantásticos. Esta muestra recopila algunas obras que he creado en los últimos cuatro años. Del 2004 al 2006, son cuadros completamente realistas, en los que pinté naturaleza muerta o puertas viejas del rural gallego. Del 2006 a la actualidad, hay un estilo basado en la abstracción con expresionismo, en definitiva algo más personal.
¿Y su inspiración?
Viene de muchos sitios desde un plano blanco que representa el inicio de todo, hasta una criatura, un paisaje o un edificio. El motivo es un pretexto, lo que importa es el lenguaje. He viajado en muchas ocasiones a Roma para empaparme de museos y arte antiguo. Estos viajes me han servido de inspiración en mis pinturas ¿Cómo influyó el arte barroco y renacencista de Roma? La arquitectura de Roma me impresionó, incluso en la exposición que exhibo hoy (por ayer) en Ourense está una obra en la que se ve uno de los recovecos del Foro Romano, pues me fascinó la luz de este sitio, por eso intenté plasmar todo el cromatismo que tiene el monumento. Creo que la técnica en la pintura, es como el verbo en la palabra. Si tú no sabes hablar es difícil que puedas expresar un lenguaje, y si no sabes utilizar los materiales para pintar es imposible que dejes sentimientos en una obra.
¿Cómo se inició en el mundo de la pintura?
Fue una pulsión y una vocación muy grande. A pesar de que no vengo de una familia de pintores, desde que era pequeño me gustó dibujar y pintar. En mi adolescencia me metí de lleno, dándome cuenta que esta carrera era un camino largo. Estudié en la Escuela de Arte de Ourense, luego fui a la Escuela Superior de Conservación de Bienes Culturales de Pontevedra, especializándome en pintura antigua.
¿Es difícil convertirse en un artista de prestigio?
El mundo de la pintura es algo muy confuso. Hoy en día el arte es como una religión, es una cuestión de fe. La gente cree en un artista o no. Lo que es cierto es que es muy difícil encontrar a una persona que apueste por un artista en particular, pues vivimos en una sociedad de consumo.
Sus obras podían decorar perfectamente las paredes de una casa ¿Pinta con este objetivo? Yo pinto lo que me gusta y lo que me viene en gana, la verdad es que mi último fin es el de crear arte comercial, aunque acepto que nosotros vivimos de la venta de nuestras obras.
¿Cuál es el principal mensaje de sus obras?
Es una plasmación de mis emociones y vivencias y de lo que siento y he sentido como ser humano. La pintura es un lenguaje plástico, por eso juego con las formas y los colores, con todos los elementos que tengo en mi mano, para conseguir emociones y a su vez obras que me hagan sentir bien. Yo busco que la pintura sea algo intuitivo y sensorial, no busco imitar una fotografía.
¿Por qué realismo y no abstracción?
Trato de desprenderme del realismo neto para adentrarme en el realismo onírico con elementos imaginados y un tanto fantásticos. Esta muestra recopila algunas obras que he creado en los últimos cuatro años. Del 2004 al 2006, son cuadros completamente realistas, en los que pinté naturaleza muerta o puertas viejas del rural gallego. Del 2006 a la actualidad, hay un estilo basado en la abstracción con expresionismo, en definitiva algo más personal.
¿Y su inspiración?
Viene de muchos sitios desde un plano blanco que representa el inicio de todo, hasta una criatura, un paisaje o un edificio. El motivo es un pretexto, lo que importa es el lenguaje. He viajado en muchas ocasiones a Roma para empaparme de museos y arte antiguo. Estos viajes me han servido de inspiración en mis pinturas ¿Cómo influyó el arte barroco y renacencista de Roma? La arquitectura de Roma me impresionó, incluso en la exposición que exhibo hoy (por ayer) en Ourense está una obra en la que se ve uno de los recovecos del Foro Romano, pues me fascinó la luz de este sitio, por eso intenté plasmar todo el cromatismo que tiene el monumento. Creo que la técnica en la pintura, es como el verbo en la palabra. Si tú no sabes hablar es difícil que puedas expresar un lenguaje, y si no sabes utilizar los materiales para pintar es imposible que dejes sentimientos en una obra.
¿Cómo se inició en el mundo de la pintura?
Fue una pulsión y una vocación muy grande. A pesar de que no vengo de una familia de pintores, desde que era pequeño me gustó dibujar y pintar. En mi adolescencia me metí de lleno, dándome cuenta que esta carrera era un camino largo. Estudié en la Escuela de Arte de Ourense, luego fui a la Escuela Superior de Conservación de Bienes Culturales de Pontevedra, especializándome en pintura antigua.
¿Es difícil convertirse en un artista de prestigio?
El mundo de la pintura es algo muy confuso. Hoy en día el arte es como una religión, es una cuestión de fe. La gente cree en un artista o no. Lo que es cierto es que es muy difícil encontrar a una persona que apueste por un artista en particular, pues vivimos en una sociedad de consumo.
Sus obras podían decorar perfectamente las paredes de una casa ¿Pinta con este objetivo? Yo pinto lo que me gusta y lo que me viene en gana, la verdad es que mi último fin es el de crear arte comercial, aunque acepto que nosotros vivimos de la venta de nuestras obras.
