Comercios, edificios públicos y áreas recreativas ceden sus instalaciones a muestras de grafiti estético

El arte urbano que sabe convivir

Un grupo de jóvenes junto a  un grafiti del paseo del Miño. (Foto: Daniel Atanes)
Recintos públicos, áreas deportivas, cafés y el paseo peatonal de la ribera del Miño son una buena muestra de cómo la perseguida expresión urbana del grafiti artístico puede convivir de forma respetuosa con el patrimonio y la estética de la urbe. César Taboada, director de la Escola de Arte Antonio Faílde (ESAD), reivindica este arte separándolo de su mala imagen.
El grafiti artístico se ha instalado en la ciudad, gracias a varios recintos públicos y privados que han prestado sus instalaciones para albergar las obras de estos artistas del asfalto en un acto de compromiso con la cultura urbana. Ejemplos de ello, las fachadas del Pabellón de Os Remedios, el café ’Si si si’ frente al Edificio do Ferro del Campus y las paredes del paseo peatonal de la ribera del Miño, a la altura del Puente Romano. En el pabellón de Os Remedios se puede observar una simbiosis entre el muralismo y el grafiti, pues su fachada principal luce un mural de gran formato diseñado por el dibujante ourensano David Rubín, mientras que por uno de sus laterales se observa un gran corredor con decenas de grafitis.

Por otro lado, los comercios también han aprovechado la imagen estética del grafiti como método de decoración, como el café ’Si si si’, ubicado frente al Edificio do Ferro del Campus, que luce en su fachada dos grafitis de gran formato, en los que se puede observar desde un dibujo surrealista hasta a un sonriente Salvador Dalí. Son expresiones de cultura de vanguardia.

Además, el paseo peatonal a orillas del Miño, a la altura del puente romano, se yergue como símbolo de resistencia a los intentos por terminar con este arte, pues durante el anterior gobierno municipal se colocaron una serie de piedras sujetas con alambres para evitar todo tipo de dibujo sobre sus paredes, tapando así algunos murales que ya estaban expuestos.

Algunos paseantes en la zona manifestaron su descontento con estas acciones de ’represión’, pues a su parecer estos dibujos ’hacen más ameno el paseo por la ribera del Miño’.

La mayoría de estos jóvenes artistas ’se pierden en el anonimato’ por falta de apoyo de las organizaciones públicas y privadas. Así lo explica César Taboada, director de la Escola de Arte Antonio Faílde, entidad que continuamente organiza ’happenings’ -encuentros- de grafitis entre sus alumnos.

Para Taboada estos creadores se convierten en ’los auténticos artistas anónimos de la urbe’, y en muchos casos, ’no se dan cuenta de su extraordinario potencial artístico, pues pasan desapercibidos al no tener una plena conciencia de su formación’. Además, Taboada alude al hecho de que la ’conciencia marginal’ del arte del grafiti, responde a las ’propias inquietudes de los jóvenes, que buscan reivindicar su expresión y visión de artistas que salen a la calle’, concluyó.

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